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Noches Jeatrales Jugar con fuego, obra del repertorio antiguo, pero que aún gusta mucho por su música del maestro Barbieri y los bien cortados versos de Ventura de la Vegra, fué la que subió a escena en la noche del sábado quince del corriente.
Sobresalieron en ejecución los mineros: el concertante final del 29 acto y la aria del zer. acto; ésta última, sobre todo, pues la Millanes (Carlota) estuvo la altura de sus méritos.
El domingo por la noche se represeató la zarzuela de Ramos Carrión y Chapí, El Rey gue ralio. Tan conocida es esta obra, que se necesita revestirla de alguna novedad o desempeñarla con acierto, para que no se pesquen cada rato los defectos en que incurran sus intérpretes.
La señora Millanes, o estaba enferma 110 se sabía el papel, pues en el recitado anduvo asi, así.
La Quiñones conoce esa zarzuela al dedillo y sería de lamentar que no trabajara como trabajó la noche del domingo 11 Jeremias, chistosísimo, como que estuvo go de Alfredo del Diestro.
El Alcalde se engul16 la parte cantable: Por Dios, vecinos, tened pa.
ciencia.
Una observación: no nos pongan obras que aquí hasta aficionados han representado.
לחץ asla baja de los valores ferroviarios, los escándalos de Chicago, las inmensas malversaciones de capitales de las compañías de seguros sobre la vida, la ruina de las requeñas industrias por el monopolin, etc.
Cabe, sin embargo, Upton Siucinir el honor de saber inaugurado este nuevo gé neres, pues si bien El Condilo de la inansa Iria apareció con posterioridad a las más celebradas novelas de exposicann. y aun la que el mistio autor escribió sobre las inramias de los fanricantes de embutidos y conServas de Chicago. motivando cos ella la informacion mandada practicar por el presidente Roosevelt. obra fue escrita con anterioridad, y no se publicó porque, a la sazón, manifestaron los editores que era impulitohle causa de lo audaz de las pinturas y la trascendencia de la revelaciones sobre los agios financieros.
El peligro estaba en que la forma literaria no quedase relegadas seguindo termino, ahogada por la fuerzit de la narración; más precisamente ah! estriba el principal merito te la novela, escrita conut vigor, un himorismo. annoue muy amargo. Yuna conciencia artistica que producen verande adiniración. relato es un modelo de concisa exactitud, hasta el punto de recordará Prospero Merimée. Nada hay que nuelgue en cuanto dice el autor, pocas paJabras le hastan para producir la impresión The pretende. Et carácter de los personnjes texulta, no de lo minucioso del análisis, sino de sus frases y de sus lectos: 13 des.
cripciones son rápidas, pero están esenci.
dos de tal manera los rasgos determinantes. One senester más para que el incorse de crenta siel Ingar de los suce cis Hel aspecto de la escena, La vida del millonario, berse de la nove.
12, está tratada etapa por etapa, como si se Tratara de la trayectoria que recorre desde su bilez hasta el punto lógico y farol de su ette esar denne los personales tertenecen mundo de los regnejos, e argumento de In obra excede en fuera dramatics a la más patética invención de los novelistas ettropeos: las crisis, en plera sociedad mes Salizada, no ceden en horror trágico Ins 12565 formidables catástrofes del teatro griegos, y es de ver como el lado de los an tigtos tiempos clásicos se deja sentir con igual inexorable fatalidad en el seno de la más moderna de las civilizaciones. Trátase, en suma, cumo verá plenamente confirmado el lector de un libro enteta.
mente nuevo por su asunto, por si factsTA Sor sus condicines literarias, su ispita.
ción y tendencias, a lo cual bay que afiadir.
si on holgaria casi el decirlo tratándose C 1 ves. Lo pasado, pasado. Obrita escrita por Felipe Pérez y González y que lle.
va música de Angel Rubio, llenó el primer acto de la velada del último jueLa señora Crespxo, desempeño bien su papel de recién casada celosa.
Diestro, Ortis y Murillo trabajaron con acierto.
Los dos actos siguientes los ocupó la obra El postillón de la Rioja.
No hay vejete que no recuerde los buenos tiempos de esta zarzuela que anto agradaba los concurrentes del Teatro Municipal que la tierra lo sea leve. De modo admirable caracterizó la baronesa del Olmo, la señora Milanes.
Matheu, ya va moviéndose un poquito más. Quiera el cielo que así siga, ver si no se nos enfria del todo.
Ortiz, en su papel de tio de la Baronesa, muy aceptable: igual que Miret y Ughetti, caracterizando bien un par de sordos que hicieron reir mucho, Por ahí dicen que llegó a la Compañía una remesa de libretos. Ojali para que respete las venerandas obras que duermen el sueño de los años. 1 KO to Arturo Manrique 011 lu ho 426 31
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