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e projas y resomataCedido. sino ste no ndo, y 0, pero ne conni por aan het ey meus hijas Pasóse la noche sin el más pequeño incidente y de mañanita, al otro día, estaba toda la familia en pie.
Carlos dió prisa para el almuerzo, pues como la hacienda era muy extensa, quería él, y así lo dijo, ir ver los trabajos de corte de caña en uno de sus extremos, lo que equivalia un viaje de cerca de una hora caballo, Con pretexto de dar él mismo sus órdenes Pacho que olvidaba decir que era el cocinero. le llamó y le dijo: Oye, Pacho. sigues aún con las ganas de marcharte tu tierra. Ya lo creo, señor. Pues hoy mismo puedes hacerlo, si cumples al pie de la letra lo que voy ecirte. Diga, señor. Mira: en cuanto hayamos almorzado, yo montaré caballo para ir al corte, Naturalmente que al patio saldrán niña María y las niñas. Pues bien, en cuanto yo haya doblado el platanar que está ahí mismo la salida, tú, sin que te tiemble el pulso, y sin que le des tiempo de lanzar unay! le das una cuchillada niña María. Pero, señor. dijo el chino aterrado eso es sentenciarme muerte otra vez. además, niña María es muy buena y yo la quiero mucho. Porque no es buena la castigo dijo Carlos; niña María me ha engañado con otro hombre: me ha faltado, y como yo no tengo ánimo para matarla por mi mano por eso quiero hacerlo por medio de la tuya. no temas nada, pues apenas le dés el golpe, echas correr hacia el platanar donde te esperaré; montas en mi propio caballo en cuyo maletín encontrarás 200 onzas y un pasaje para el vapor que sale mañana. Yo cuidaré de que nadie te persiga podrás volver tu querido Cantón. Ay, señor, que eso es muy malo. Tu harás lo que te parezca: pero te advierto que escojas entre hacer lo que te digo o ir inanos de la justicia a la que yo mismo te entregaré. Mi amo, téngame lástima, y tenga lástima de niña María. Piense que. No hay más dilema: eso á la cárcel, y ya sabes en ella lo que te espera Piénsalo tú, y no has de tener ni aprensión ni remordimiento. No eres tú el que matas, soy yo, y por eso te doy todas las facilidades para que huyas y salves tu vida con la de niña María. Que decides?
Dudó el chino: pero la perspectiva de su viaje y su libertad pudo más en él, que los sentimientos de humanidad que, justo es decir, no tenía tampoco muy arraigados. Bueno, mi amo, dijo haré lo que manda.
Está bien: de aquí al platanar hay apenas cien varas. En una corrida llega allá; montas caballo y esta misma noche estás en salvo. Yo te aseguTo que nadie te perseguirá.
ón bas testi encia a usente.
dar fé. había eden usjo Carlino (S11illi unos volanta usando de Maresignain Maria recobrael tinte rese. Que bárbaro y que infame. dijo el más joven de los oyentes Calma, mi amigo, calma, que aún no hemos llegado al tin: espe ¿Qué, no hemos llegado al fin? Pues qué, Carlos volvió sobre su acuerdo? Eso sería lo único que. Calma, calma tenga paciencia y espere. Cuando acabe diga cuanto le parezca, ahora oigan aún, que poco falta.
stalación or cierta a que el se habia discolo y antenienpromesa Cantón, Llegó la hora del almuerzo y Carlos estuvo locuar y alegre, con lo cual Maria abriose más y más la esperanza. Servido el café. encendió Carlos su cigarro, hízose traer el caballo la puerta del cercado, besó sus hijas y besó fuerza es decirlo tambien Maria que, al sentir el calor y la presión de los labios de su marido, creyó caer allí mismo ahogada por un placer que hacía ya diez años que no experimentaba, is de ha2465

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