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La Velada del Ateneo Esta noche, las ocho en punto, se verihcará en el Teatro Nacional la primera velada solemne con la cual ha dispuesto inaugurar sus trabajos el Ateneo de Costa Rica.
Es bien sabido que esta asociación ha logrado atraer su seno muchas distinguidas personalidades que pueden ser el exponente de la más alta cultura nacional. Los nombres de los señores González Viquez, Zambrana. Jiménez (don Ricardo, don Manuel de Jesús y don Enrique. Yglesias (don Rafael. Astúa Aguilar. Brenes Córdoba, Fen rráz Torres Acevedo. Pérez Zeledón. Carazo. don Manuel. Fernández Guardia, Povedano y otros cuantos que no recordamos en este momento, son una garantía de que la Sociedad fundada por el señor Facio tiene fuertes columnas y vida seria, que le deseamos por muchos anos.
En cuanto a la juventud que se dedica a las letras, puede decirse que está representada por un numeroso y brillante Estado Mayor. EL tiempo dirá si la constancia, contra lo que siempre se teme. se ha vuelto cualidad costarricense.
La velada será breve, no por eso quizás por eso mismo tendrá mayor interis artístico.
La Sociedad de Santa Cecilia, dirigida por su maestro Vargas Calvo, cantará en coro el Himno Nacional, y al finalizar la Serenata die Schubert.
La palabra del doctor Zambrana resonará como siempre llena de elocuencia, vistiendo con sus galas de púrpura la médula de un hermoso pensamiento.
Escucharemos con gran curiosidad el dúo de la señorita Mayoral y de Cano, pues por primera vez se hermanan estas dos voces, alondras gemelas, que estaban llamadas confundirse en su maravilloso vuelo.
Se recitarán poesías de Lisimaco Chavarría, un poema inspirado en los secretos de la Naturaleza, un canto al compañero inseparable de nuestros labriegos. el buey manso. Después la Musa de Aquileo Echeverría retozará un rato por la escena para deleite de los expectadores y el águila imperial de Chocano remontará su vuelo espléndido, evocada por la recitación de Enrique Hine.
La viril y robusta voz de Montandón entonará el canto de Carlos de la ópera Hernani, una de las joyas indiscutibles de la herencia que dejó al mundo el inaestro Verdi, para honra de la escuela italiana.
Don Alejandro Alvarado Quirós, Secretario del Ateneo, ha sido encargado por la Directiva para clausurar la fiesta leyendo una disertación de Ateneo, queremos decir, del género de los trabajos que en lo sucesivo y por turno escribirán los individuos del naciente centro.
Tales son, grandes brochazos, los números del programa. Como regalo para la vista, el maestro Povedano combinará algo, una alegoría, una visión de arte, de las cuales sólo él posee el secreto. y que nosotros queremos reservar.
El público, invitado la Velada graciosamente, y los representantes de la prensa, acudirán de seguro esta noche para hacer con tales elementos una verdadera función de gala. De El Noticiero)
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