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с P e fi le ot 1 S Pero muy lejos de deplorar nuestra condición hay quienes la exaltan y la pintan como la base de la dicha nacional.
Una ciencia nueva, la ciencia de la riqueza, es ahora según dicen, la clave del poder, del bienestar y de la gloria Las naciones deben empeñar su esfuerzo para el logro de la riqueza como los argonautas de la leyenda en la maravillosa aventura del vellocino.
Tales expresiones tienen un fondo de verdad, nadie osaría contradecirlo y puede agregarse que en este siglo hemos visto levantar altares y derramar incienso ante el becerro de oro, sin oir una protesta como la del más austero y prudente conductor de pueblos.
La verda también exige que en países contaminados por el afán de lucro, en cuyo seno aun las clases superiores sólo se preocupan del éxito pecuniario, se trate de crear y de robustecer un movimiento de reacción contra esta tendencia que aniquila enfría lo que va marcado por el sello del desinterés, condición primera de existencia que reclaman la ciencia, el arte, la caridad, la religión, cuanto contribuye purificar, en una palabra, la atmósfera moral. Los pueblos, dice un maestro incomparable, deben escoger entre el destino largo, tranquilo, oscuro de los que viven para sí y la carrera agitada y tempestuosa de los que viven para la humanidad.
En los países, como en las familias, como en los individuos, se encuen tra reproducida al infinito la dualidad que concibió Cervantes. Existen pueblos Quijotes que desempeñan en la vida universal su papel de paladines de la idea, incurables visionarios quienes se deben los inventos y las redenciones. Nuestra España que comprendió Colón y descubrió la América, los Israelitas que nos legaron antes de dispersarse por el mundo la religión del deber y del amor, Francia que en un momento de convulsión sublime tuvo la inspiración de los nuevos evangelios. existen los pueblos Sanchos que se condenan al papel secundario de escuderos, que cultivan la Insula, la cruzan de ferrocarriles y canales, atesoran, explotan y con mano desconfiada y avarienta prestan veces su dineroMe figuro que los primeros viven torturados por sus pasiones, poseídos por las ideas fijas que atormentan la mente de los sabios, que acompañan la inspiración de los artistas, que amargan en fin las horas de las pobres víctimas del ideal y del amor, y veo los otros en una de esas Kermesas, como las que imaginaron los miniaturistas de Flandes, bailando una farandola y riendo estrepitosamente con la risa prosaica del hombre bien nutrido. Pueblos parasitarios para quienes es letra muerta el dogma de la inmortalidad del alma.
Costa Rica ¿qué prefiere. La seduce por ventura la vida holgada. Desea llenar su granero nada más. Su carácter apacible es prueba de ti.
midez de egoísmo? Por ese camino ¿por qué no concederlo? muy pronto llegaríamos la cumbre; una población de varios millones esparcida en la meseta y una fortuna digna de entrar en parang in con la de algún triunfan.
te y plácido americano y eso sería lo más que podría aspirar nuestra ufana pequeñez. Oh qué triste y mezquino derrotero! No. Nosotros no debemos desy mentir nuestro linaje. Abnegación, desinterés, tenacidad en las luchas, estoi2536

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