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cismo en el peligro, conformidad en la pobreza, estas son las virtudes hereditarias de la raza.
Es de actualidad aun hablar mucho de la superioridad anglo sajona, y para los que no han visitado sus metrópolis ni han meditado el problema, ella consiste en el ruidoso éxito del dollar y en el pasmoso desarrollo comercial de los Estados Unidos.
Un libro muy sincero, que analiza con método esa primacía, nos confirma una verdaul sabida, que los ingleses han logrado obtener, mediante lenta preparación de varias generaciones, maravillosa aptitud para toda especie de trabajo y la convicción arraigada de que sólo en él se cifra la dicha terrenal.
Séame permitido extractar guisa de resumen los párrafos siguientes. Para obtener tal resultado se necesitan padres bien convencidos de que no deben sus hijos más que la educación, pero una educación viril. Jóvenes penetrados de la idea de que ellos deben bastarse sí mismos en la vida.
Hombres resueltos buscar en el matrimonio una compañera y no la dote.
Un Gobierno que reduzca al mínimun el número de sus atribuciones y de sus funcionarios, que lance así a la juventud hacia las carreras independientes que exigen el esfuerzo y la iniciativa individual Luego el poderío de Inglaterra y de la Unión americana no estriba en su apetito in moderado de amasar riqueza, el cual representa nuestros ojos las manchas de esos soles, sino en la educación integral del ciudadano, que comprende el carácter, el cuerpo y el espíritu.
Felizmente en este país se observan en los últimos tiempos buenos síntomas. Nos referimos al gusto esparcido en las masas populares por las asociaciones del sport. La moda ha resucitado el culto que al cuerpo humano tributaron los antiguos y que el paladín de la estética entre los ingleses ha defendido así: El cuerpo debe ser formado en la juventud tan bello y perfecto como sea posible, cualesquiera que sean las determinaciones que nos reserve el porvenir. Fortificar el organismo es muy plausible, con tal de que no se abandonen por el exceso de ejercicio físico, como se observa ya entre los sanjones, las saludables tareas de Oxford y Cambridge.
Si queremos acercarnos al bello equilibrio del cuerpo y del espíritu, evoquemos de nuevo al mundo antiguo. Grecia inauguró los combates y carrera de atletas y de efebos y las recompensas al valor y la fuerza muscular, pero inventó también el laurel de oro para el vencedor de los juegos olímpicos igualaba en su admiración al gimnasta y al cantor.
No olvidemos, pues, las lecciones del pasado. Los poetas nos enseñan que mientras han perecido tantos pueblos vigorosos, los primeros en la guerra, los primeros en la paz por la abundancia de bienes y recursos materiales, Atenas ciudad pequeña despecho de su vida moderna, vive aun en la apoteosis de la historia tal como se apareció Rafael en la estancia Vaticana. Todos conocemos su cielo sereno, siempre azul; y mientras yacen olvidados los escombros del templo salomónico, la Belleza venera por su divina sencillez y quiere que surja de nuevo el blanco Partenón. quién no sabe recitar los nombres de la teoría de sabios y artistas atenienses que la imaginación confunde con los de sus amables semi dioses, así como se hermanan la eterna primavera del Eliseo y la juventud perenne del Olimpo? 2537
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