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ñero.
Se acepta la sentencia, y el autor se despierta y comprende «que bien puede ser cierto lo fingido. Don José Angel Manrique, fué ardoroso partidario de la revolución de 1810. El 20 de julio, contribuyó mucho entusiasmar al pueblo, y la influencia que adquirió aquel día le sirvió poco después para emplearla en favor de la virreina, cuando era trasladada del monasterio de la Enseñanza al Divorcio o cárcel de mujeres. El populacho, herido por la altivez de aquella señora, atentó a su vida. Manrique y otros pocos caballeros, lo supieron en momento oportuno y pudieron salvarla.
Se mantuvo tranquilo en su curato de Manta, durante la época de la patria. y fué aprisionado cuando llegó Morillo. Salvóle la vida el hecho notorio del servicio, que había prestado a la virreina. Hicieronle pagar una multa como insurgente, y quedó en libertad; pero dos años después (1818. a pareció la heroica y romancesca guerrilla de los Almeidas, en la cual tomó parte. Segunda vez prisionero, debió la vida la interposición de fray González, confesor de Sámano, y fué desterrado España. Ya que no tenía otras armas. puso en juego las de su temible Zumba. Su cárcel era el hospital de San Juan de Dios, y su carcelero el padre fray Juan de Marchan, de vulgar figura inteligencia y entusiasta realista. éste escogió por víctima de sus crueles burlas.
Sintiendo un día que se acercaba, tiempo que Manrique comenzaba con su compañero, delante del cuadro que representa, San Juan de Dios cargando al Diablo disfrazado de pobre. preguntó su visitante: Sabe qué significa este cuadro. No, contestó el compa Pues yo conozco la historia: pactó San Juan de Dios con el Diablo, cargarlo él en vida, con tal que el Diablo cargara después con sus frailes.
Encontró un día muy alborozada a la comunidad. Qué fiesta se prepara hoy. preguntó. Que como los son los días del gran padre Marchan. Gran padre? Eso es frances: en castellano los aumentativos se forman en ole en on.
El día que lo sacaban para el destierro, la escolta entró en una taberna al frente de la puerta del Hospital, quedando en la calle el doctor Manrique, adornado con su traje de viaje. poca distancia estaba una manada de corderos que traían para la proveeduría del hospital, y cuyo conductor había entrado también en la taberna, echar un trago. Llegó un campesino, y queriendo comprar el rebaño que juzgaba de venta, preguntó Manrique. Es el dueño de estos corderos? No señor, contestó el preso, antes yo soy el cordero de aquellos dueños. señaló su escolta.
Estaba en Santa Marta, en víspera de ser embarcado para la península, cuando llegó aquella ciudad, la noticia del triunfo de Boyacá: fugóse entonces, y aunque estaba casi ciego, y además sin recursos, emprendió viaje para la capital. Bolívar le ofreció una silla en el coro Catedral, pero Manrique no quiso admitir otra cosa que su curato de Cacota, donde murió en 1822.
Quedan de él, además de la Tocaimada, estos dos epigramas que no carecen de gracia.
Cuentan que cierto cotudo (1)
Tenía más coto que cara, Mandaron que se le ahorcara. 1) Güecho, en Costa Rica 2543
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