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Nuestras Evoluciones Para Páginas Ilustradas Como quiera que las altas y hasta las bajas cuestiones económi.
cas son en la actualidad el tema obligado de la imperiosa necesidad, parecerá ocioso distraerse en otros temas que no sean por aliora la producción, el trabajo el capital.
No obstante, como en la corriente natural de la vida preciso es que todo se contrapese, hay que conscribir la totalidad de las cosas al progreso común.
En la Memoria de Instrucción Pública del corriente año, aparece una serie de documentos, reveladores, sin duda de una reacción provechosa, y la que no tomo en cuenta, sino en sus funciones trascendentales.
Hay un movimiento desde luego halagüeño en la administración de la enseñanza, el cual no dejará de ser quizá progresión de anteriores iniciativas, pero que promueve y hasta funda la solidez de una estabilidad.
No pocas dificultades o deficiencias habrá que conjurar en la obra emprendida, mas hay que convenir en la necesidad sociológica de la evolución. Esto se impone. El buen medio social, por otra parte, sería el campo fecundo para la nueva siembra, pues sabido es que las legislaciones no responden a toda su eficacia, donde la ley escrita no es el resultado de grandes y nobles aspiraciones, en otros términos, que la costumbre haga ley.
Desde este punto de vista la general aceptación, es un triunfo evidente para los que se echaron cuestas la redentora cruz de la reforma.
Conmueve el ánimo la diligencia y devoción con que los obreros del pan intelectual van ofrendar el caudal de su ciencia ante los altares de Minerva.
Mas como la verdadera Escuela Normal es el centro del que han de salir todos los radios, queda esta cuestión en pié para los estadistas, por ser esta institución la base fundamental de la enseñanza.
Mientras tanto, valga un aplauso más para la obra de la regeneración. Monjo Rojas San José, 20 de julio de 1907.
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