Guardar

por completo las simpatías del público de la capital ecuatoriana.
de la América Latina, forman un verdade.
to y rico museo artístico.
Invitamos al público visitar las oficinas del señor Arciniegas.
Noches teatrales COMPANIA DIESTRO COUSSIRAT te La segunda representación de La Guerra Santa fué un triunfo más para la Compañía Diestro Coussirat, y decimos un triunfo más, tomando en cuenta que los otros quie ha obtenido ha sido en La Tempestad, Las dos Princesas, Marina y La tragedia de Pierrot, obras que ha interpretado con acierto.
En materia de teatro, somos algo delicados y tenemos la seguridad de no haber prodigado elogio alguno que no fuera justo, así como hemos criticado, y tal vez acerbamente, todo aquello que nos ha parecido no malo, mediocre; por supuesto, sin caer en los extremos por los que se condena siempre con ligereza con apasionamiento.
Sara, personaje que no existe en la obra de Julio Verne, pero que quizá quien hizo el arreglo de la zarzuela necesitó crearlo para fantasear un poco más, fué delicadamente interpretado por la señora Cariota Millanes, la artista cosechadora incansable del aplauso, que aletea sus oídos como bandada de palomas que llegan acariciarla. Cantó, accionó, declamo, como ella sabe hacerlo.
Peut no le va en zaga y se portó en su diffcil papel de Coronel Agoreff como artista de buenos quilates.
Miguel Strogoff estuvo a cargo de Martinez, barítono que le hace falta más voz, pero que en el recitado y en la música suple esa deficiencia y sabe conquistar muchos aplausos.
La señora Quiñones cumplió con su cometido, sacando avante su papel de Maria.
Alfredo y Juan del Diestro, personificaron con detalles admirables los corresponsales de los periódicos español y francés, respectivamente.
Los coristas casi bien y muy aceptables en el coro de los tártaros, del segundo acto.
El aparato escénico servido con esmero.
Si la Compañía Diestro Coussirat se estrenara en Quito, donde se dirigirá en breve, con La Guerra Santa, se captaria Tres obras del género chico, un chico muy agradable cuando va uno al teatro dispuesto reir francachonamente, fueron ofrecidas los espectadores que asistieron la noche del jueves recién pasado al Teatro Nacional, Primero, el juguete lírico de Gonzalo Cantó y del maestro Rubio, que lleva por título El asistente del Coronel, cuyo rol de personajes se encomendó la señora Quiñones y los señores Ortiz, Diestro (A. Miret y Diestro (J. Todos trabajaron con gusto y bien posesionados de sus papeles.
El segundo acto lo llenó la zarzuelita en un acto y tres cuadros, letra de Perrin y Palacios, música del maestro Jiménez, La Camarona.
El público, desde la primera hasta la última escena, rió mandíbula batiente de los chistes de que está salpicada la obrita.
Con mucha gracia y envidiable naturalidad bordó su papel Conchita Salvador. La señora Teresa Millanes trató el suyo con cuidado salió airosa.
Alfredo del Diestro, en su puesto de afortunado luchador de la escena.
La Crespo y la Martínez, dos pichonas que apenas ensayan el vuelo bajo el cielo del arte. La Crespo se atreve un poquito más y veces acierta.
Después de la Camarona vinola zarzuela Los chicos de la escuela, que tiene escenas cansadísimas, pero que no deja de ser bonita, Muy bien caracterizado el papel de Perico por la señorita Salvador.
El Robustiano, no puede ser sacado mejor que como nos lo sacó Alfre to del Diestro.
La señora Teresa Millanes nos sorprendió en su papel de Norberta. Qué bien le sienta. Sentimos que no se le encomiende con más frecuencia papeles como este.
El maestro de escuela fué satisfactoriamente desempeñado por Miret.
Los bailes de las Pastors cerraron la velada. Un capricho parisino y una semi matchiche matchiche reformada, pesar de que el censor de teatros hizo mutis en silencio los da dial iosa, al Arturo Manrique

    Notas

    Este documento no posee notas.