Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
La hija de Celestina.
11 JE la ra 11 d d e 11 t e 11 Un joven soldado en estas lides en que se esgrime la pluma y se a fila el ingenio, y ya en el camino de ser famoso, por su donosura en el decir y su gallardía en el pensar; llamado Joaquín, por gracia de las bautismales aguas, y López y Barbadillo, porque tales fueron los apellidos de sus padres; y que es, además de feo, burlón, sensual, ham briento y orgulloso, grande amigo mío, diciéndose porque ello le place así, nieto del gran clásico Alonso Jerónimo de Salas Barbadiilo, acaba de reimprimir. su costa, la ejemplar novela picaresca que, con el título de La hija de Celestina, dejó en la orilla del Ebro al alférez Francisco de Segura, para que la sacase luz, aquel gran burlón de las andanzas tristes.
Quisiera yo, para cantaros las excelencias de La hija de Celestina, que mi acerada pluma limpia y honrada como las toledanas tizonas de los hidalgos supiera rasgar estas cuartillas, labrando décimas como las hacía Vicente Espinel, letrillas como don Luis de Argote y Góngora, engarzara quevedescos donaires y desenvolturas. aun así, pálido resultara, seguramente, todo cuanto os pudiera decir de la ingeniosa Elena Por ello habré de limitarme, con hondo pesar mío de una parte, y de la otra con grata complacencia, noticiaros del primor con que Barbadillo, el chico así le llaman ya. ha cuidado y ha atendido la reimpresión de aquella obra de Barbadillo, el grande: y tan es así, que nos le figuramos calándose el chapeo y requiriendo la espada, cuando con gentil arrogante gesto. exclama al final del libro: NO HAY NINGUNA ERRATA EN ESTA REIMPRESIÓN.
Pero el moderno reidor de la grotesca vida, el ardiente amador de estas mujeres de aquí y de ahora, dignas descendientes de las majas goyescas y de las manolas y chisperas de Ramón de la Cruz, este contemporáneo amante de la Musa del despreciar y del reir, que fué la Musa de Salas Barbadillo, ha sabido hacer, en esta nueva edición de La hija de Celestina, algo más que revisarla, puntuarla y corregirla de las innumerables erratas que el texto primitivo contenía, y al frente de la peregrina historia de los acaecimientos en que tomaron parte por tierras de España la hija de Pierres, Montufar y la venerable Méndez, ha puesto con la arquitectura romántica y bella de unos párrafos netamente castellanos, la no menos peregrina historia del maldiciente rimador de aventuras de cornudos, con galanteos de damas recatadas, santurronas en el hogar y descocadas en el templo; que hubo de padecer hambre de pan y sed de justicia, y que si bien sufrió los rigores de alguaciles, escribanos y alcaldes de corte, y por ellos tuvo que emprender, en más de una ocasión un éxodo forzado, también supo siempre con perversa malicia, hacer burla de ellos.
Nos cuenta López Barbadillo, que «Salas tenía el cuerpo ruín.
Era pequeño; de color muy tostado, de rala barba negra, según le pinta una inaldita mano de curial en los papeles de un proceso. Por su cuerpo ruin le desdeñó Belisa, la de los ojos verdes. la del talle del cuerpo, de alta y gentil disposición. Por su cuerpo ruín no le quiso amar Laura. la que murió por ser hermosa. además, era pobre. más adelante, nos refiere, que muchos mediodías, al dar las doce en el reloj de San Felipe, no podría irse yantar, por no tener con qué. 1 2570
Este documento no posee notas.