Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Al volver Tras una larga ausencia al patrio suelo vuelvo, como la alondra vuelve al nido: con cansancio muy hondo en las pupilas, con tristezas muy hondas en el canto. te alzas en mi pecho triste y frío, cual surge de un escombro una paloma; tú, mi inocente amor. tú la primera mujer en cuyo altar dejé mis flores.
El Deber nos separa. Ya mi mano no estrechará tu mano. Ya en tus ojos no se verán mis ojos, como en quietos lagos azules de lumíneas ondas.
El Deber nos separa! en silencio tal vez me amas aún, tal vez tu alma llora por mí, como el proscripto llora por las riberas de su amor perdidas. Oh, mi novia de ayer! Díme, te imploro.
si tú me amas aún, si todavía es ini recuerdo luz en tu memoria, es en tus labios cántico mi nombre. Oh, mi amada de siempre! Díme, díme, si vuela mi tu pensamiento lánguido, si en altas horas de la noche sueñas con tu primer amor, en sueños lloras.
Yo soy el mismo para ti! La ausencia no borró los contornos de tu imagen; no lograron los años, no lograron, matar el fuego de la ardiente hoguera. Ah! Cuánto lloro al recorrer la listoria que separó tu alma de mi alma.
Blanca estrella de rayos soñadores ya no besas al lago adormecido.
Ah! Si pudiera en estas tristes horas atravesar contigo mi desierto; contigo, en cuyo altar con labio trémulo la oración del Amor recé yo un día.
Mas no! que el mundo nos separa: y somos siervos que no desgarran sus cadenas.
Tú sigues tu camino, indiferente, yo doloroso sigo mi camino!
David Mi. Chumaceiro 2587 a
Este documento no posee notas.