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i Madre mía!
Para Páginas Ilustradas Cuando la melancolía cava más hondo en mi duelo, torno los ojos al cielo y en ti pienso, Madre mía!
Desventurado sería sin tu recuerdo lalagüeño. Que feliz soy cuando sueño que estás viva, Madre mia!
Trinidad Zeledón de Echeverria Fot, Ruda ¡Lloro tanto, lloro tanto por tu ausencia, Madre mía!
En tu seno me dormía como en regalado nido.
Muerta tú, nunca he podido dormir así, Madre mía!
Con un ramo cada día, de modestas margaritas, voy a ti, como a las citas los amantes, Madre mía!
Aun siento lo que sentía cuando me enseñaste a orar, que jamás podré olvidar tus plegarias. Madre mía!
Pero crece mi agonía al visitarte; te llamo. y estás sorda mi reclamo, estás muerta, Madre mía!
Es tu nombre melodía para mi alma atribulada: dulce sombra, sombra amada, adorable. Madre mia!
Dile a Dios que mi alma fía en su bondad soberana cuando llegará el mañana que nos junte, Madre mia?
Dame un rayo de alegría que ilumine mi quebranto.
Aquileo Scheverria Agosto de 1947 2595
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