Guardar

damos en amoroso holocausto, la miel de nuestra alma. la mina de nuestro afecto, el oro de nuestra mente, lo más puro de nuestro sér, ha de alzarse la tiniebla lielada del olvido? No llevemos allá la luz de la razón, sol que alumbra, pero no calienta: llevemos sólo el rayo suavísimo del sentimiento.
No te engañen los labios que te adulan, ni la mirada pérfida que va incendiar tu pecho, ni el harapo luciente conque cubren su desnudez los judas del amor. Verás cómo volverán correr para ti días serenos: volverán gratos ensueños halagar tu fantasía y palpitar volverá tu corazón, movido por nuevos anhelos, más nobles quizá que aquellos ya apagados. Engalana entonces con las Hores más bellas el altar de tus amores y torne la esperanza esclareces el anublado cielo de tu vida.
Canta el himno de tu nuevo amor, funde tu alma con el alma del que te ama, y sueña. Ali, liermosa amiga! dáme un destello siquiera de tu espíritu, para alumbrar con él las sombras de mi alma: vivifica mi corazón con el fuego del tuyo y renueva en mí el encanto perdido. Yo quiero soñar contigo!
Pedro Montesinos El Tocuyo. Venezuela, After the Ball Cuando en la sala enmudeció la orquesta y el gas, cansado ya, casi no ardia, ti, la reina de la hermosa fiesta, tí, dama cruel, ingrata mía, Liegó radiante de placer la tropa de altivos bardos tu sér devotos: y alli apurando del champagne la copa alzaron todos en tu honor sus votos.
Después cantaron, presos del delirio, las líneas puras de tu cuerpo griego, y de tu faz la palidez de cirio, y de tus ojos el cendal de fuego.
Yo que observaba la galante escena desde un rincón más negro que el olvido, cual observa la lid quien la arena jamás irá porque ha de ser vencido, Pensaba al verte, mi gentil tirana, sonriendo alegre tus alegres bardos, cómo ellos tristes llorarán mañana. cómo ella altiva lanzará sus dardos!
David Chumaceiro 2600

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