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zación, el mal profundo que aniquila nuestra vida intelectual; vida jugosa, vida sápida, vida fuerte; pero vida aislada, vida triste la que falta el intercambio de afectos, de ideas, de sentimientos que más la vigoricen, que más la extiendan, que hagan de ella ante los ojos la unidad bruñida y sólida que ha menester, si no se quiere que en el aislamiento vegete, que en él florezca, y en el cuaje las acendradas mieles de sus divinas pomas que pocos, muy pocos, habrán quizá de gustar en la fruición de un fraternal consorcio. hoy es la briosa palabra de Gastón de Silva (Justo Facio)
convoca udo a la reunión de un Ateneo en Costa Rica los intelectuales que allá rinden párias al Arte, la que se ha dejado oír, esperanzadora, en bien de la tan deseada comunión de espíritus.
Su verbo florecido que llega lasta nosotros todo lleno de entusiasmos, provee al desarrollo de la noble idea de fomentar, como dijese un día don Francisco de los Cobos, allí y aquí, el amor las virtudes ingé.
nitas heredadas de nuestros mayores, sacudir indolencias indecisiones, disipar pesimismos injustos y perjudiciales, aventar prejuicios enervadores, llamar allí y aquí los espíritus la fe en nuestros esfuerzos bien dirigidos, limpiar, enriquecer, propagar y dar más esplendor nuestra magnífica lengua, primer lazo verdadero que con mágico poder de lo espiritual junte las orillas alejadas que separó el Océano; despertar allí y aquí el alma de los fraternales sentimientos, anudando ideas, anhelos y esperanzas que se buscan sin encontrarse través de los mares, robusteciendo el pensamiento aquende y allende con la misma ciencia, ennobleciéndolo con el mismo arte, encaminándolo los mismos fines, y orientando España y América como formada por hijos del mismo hogar, como constituyendo muchas naciones, pero una sola raza en acción por seguros derroteros y amplios horizontes.
He allí lo que tiende el propósito del dilecto colaborador de Páginas Ilustradas señor Facio; y ciertos estamos de que la intelectualidad costarricense, agrupándose ese llamado, trabajará con el escritor distinguido en bien del generoso propósito. Barrero Argielles (De La Vos de Nuevo León, México)
Excelsior Levántate, alma mía, de la honda sima de dolor oscura en que olvidada vives, y en ese mar de luz serena y pura en que inunda al espacio el almo día, sin que tormenta bramadora esquives, ni pasto des los airados vientos, navega sin temor, que allá no alcanza de la envidia la pérfida asechanza, ni de ruin corazón torpes intentos: navega sin temor, que allá no llega la voz falaz que la sirena lanza; contigo va el amor, va la esperanza; navega sin temor, alma, navega!
Pedro Montesinos 2006

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