en 1904 y en 1907. Desde el año 1905 pertenece a la sociedad de los Graduados. riesgo de ofender la modestia del señor Güell, publicamos estos datos que tanto lo enaltecen, y honran su familia y nuestra querida patria.
Gustavo Adolfo San José, de setiembre de 1907.
Doble fenómeno telepático El Reverendo Henry Rollings es un Ministro de la Iglesia Anglicana que vino los Estados Unidos con el Obispo Sullivan. Hombre instruído, sin preocupaciones ni supersticiones, ignoraba, sin embargo, que sí existeu fuerzas ocultas que ponen en comunicación a las almas, pesar de toda distancia y dotan los seres con la facultad de doble visión. Hablarle a él de fenómenos telepáticos era como declararse enfermo del estómago. Todo sueño alucinación eran producidos por las malas digestiones.
El Reverendo, que es un misionero que ya ha evangelizado entre los indios y quiere cumplir cabalidad los deberes de cuidar cuerpos y almas, está estudiando homeopatía en un colegio de New York Abruimado por un día de trabajo incesante, tanto más penoso por el calor de la estación, se recostó y quedó en estado semiconsciente. poco oyó la voz de su padre, domiciliado en Inglaterra, 3. 000 millas de distancia, llamándolo en las ansias de la muerte y diciéndole que moría. Vió la habitación del agonizante, desconocida para él, y al anciano tendido en su lecho y rodeado de sus parientes, con la sola y extraña excepción de su hijo, que no estaba entre los presentes. Lo vió morir, dejando caer pesadamente la cabeza sobre la almohada, y se despertó sobresaltado.
Con lágrimas en los ojos y emoción en las palabras, contó lo que había oído y visto, y se le dijo que estaba enfermo, que adolecía de postración nerviosa y que necesitaba reposo.
Se le ordenó meterse en cama y estuvo durmiendo ocho horas, en las cuales se repitió la misma escena con idénticos detalles.
Transcurridas dos semanas el Rev. Rollings recibió su correspondencia de Inglaterra, En ella se le participa ba la muerte del padre, ocurrida la misma hora y con las mismas circunstancias con que se había desarrollado en su ensamiento. Su hermana no había estado al lado del agonizante, por hallarse enferma. La habitación mortuoria le era desconocida, porque la familia había cambiado de casa.
Pero lo más raro del caso, es que del mismo modo que el hijo hubo de presenciar la muerte del padre, el padre declaraba en sus últimos momentos que su hijo estaba presente y por eso le dirigía la palabra.
Padre liijo se querían entrañablemente, sin que el apostolado del segundo y los viajes que éste le obligaba, hubieran interrumpido la costumbre de escribirse por todos los correos, dándose detallada cuenta de la vida que hacían. De La Miscelánea)
2008