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Sueños 111 a 11 Soñé que era yo cumbre que el sol mis piés se detenía.
cual de antorchas compacta muchedumbre que mi altura imponente se rendía. fuí dichoso al ver que aquel coloso me daba en homenaje su eterna rebeldía, el cetro con que obliga al vasallaje Que era águila, fué luego, lo que en mi afán soñé. Que eran mis alas a! moverse, relámpagos de fuego que altivas tramontaban las escalas que forma con las nubes el ancho firmamento. que iracundo, loco de contento, gritaba yo a la cima. tú no subes tan alto como yo! Domino el viento!
Volví soñar y entonces mi sueño traspasó la gran altura: mis brazos eran bronces de brava contextura: sonábame un gigante: era el rey Sol batiendo en la espesura el antro de las sombras. que flamante el lauro me cenía, en el instante que ordenaba surgir la luz del día!
Después lo fuí ya todo: soñé que modo de isla encantada me volvía. Que plácida en su seno moraba allí mi amada.
libre del cieno.
por todas las alturas contemplada!
Que la isla, que era yo, resplandecía en medio de la espuma de los mares, sin sombras que turbasen su armonía.
Que inis cantares, saltando de una estrella al néctar de las flores, rondaban sobre de ella.
la diosa espiritual de mis amores!
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