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s Biblioteca PATRIA de obras premiadas CONCURSO DE 1907 1908 (Segundo de la obra)
Si el Paironato Social de Buenas Lecturas no tuviera otro incentivo para abrir el segundo concurso de novelas que ha de premiar oportunamente la BIBLIOTECA PATRIA sería más que suficiente el éxito alcanzado por el primero, en el cual uvo la fortuna de dar a conocer preciadísimas obras que aplaudió la crítica con unanimidad rara y que fueron acogidas por el público con un favor que para sí quisieran muy acreditados autores.
Aunque sobradamente conocidas por todos las aspiraciones de honestidad literaria y de respeto a la pureza del idioma patrio que forman la orientación principal de la Biblioteca Patria. creemos conveniente repetir aquí el proemio que acompañó al programa de nuestro primer concurso.
En la época eminentemente revolucionaria que alcanzamos, impónese, decíamos, como cuestión de conciencia, sostener el combate por el bien en todos los órdenes de la vida que se nos presenten socabados por el espíritu demoledor de ciertos novadores.
No sólo en los órdenes social, religioso y político tenemos oportunidad y obligación de combatir contra errores y sistemas perniciosos, sino que también hemos de hacerlo en el que constituye ese mundo espiritual de la belleza en que las artes, modo de soberanas, influyen de una manera poderosa en la cultura general de los pueblos.
Jamás se ha observado una decadencia moral intelectual en la literatura semejante la que estamos presenciando. En ei teatro domínalo casi todo el género infimo, que ofrece al espectador, y lo que es más triste a la espectadora, las más groseras obscenidades; en la novela, en el cuento, en la poesía, campea un realismo nauseabundo y descocado que lleva los hogares principios de disolución cuyos frutos malditos se cosechan con el desacato a la autoridad paterna, con el afán de placeres que desarticulan la familia, que la paganizan.
De igual modo que al comerciante y el industrial sin conciencia envenenan nuestros cuerpos al adulterar los alimentos, muchos escritores o más bien traductores de la época han traído la literatura, no ya los barbarismos que hicieron exclamar al poeta, Los que la hermosa lengua castellana Pegásteis esa gálica postema Que en su cuerpo no deja parte sana, sino, lo que es peor, el virus de un maturavismo corruptor, de un sensualismo enervante que lleva a los espiritus un rebajamiento tal que les impide elevarse sobre las impurezas de la vida, que los conduce la indiferencia por las cosas espirituales, que pe.
gándoles al fango les inhabilita para combatir la carne su natural enemiga. Qué mayor motivo de degeneración para la raza! Es la literatura sana, como alimento de las inteligencias, manera de tónico que puede regenerar nuestra sociedad decadente; y los que de verdad quieran la restauración de la patria española, deben oponer, las perniciosas lecturas que con el se.
ñuelo del libro barato arroja al mercado un industrialismo inhonesto, publicaciones que e inspiren en puros ideales, que levantando a juventud de la podredumbre del sensualismo en que yace, saneando el ambiente literario en que se respira, vigorice con lo que podemos llamar higiene del alimento intelectual, nuestros espíritus decaídos, nuestros entendimientos atrofiados, para que la persistencia del mal no acabe de arrojarnos al abismo de todas las concupiscencias en que indefectiblemente perecen las sociedades prevaricadoras cómo evitar este inminente peligro. Cómo combatir en el orden artistico para îlevar la literatura patria, no sólo al saneamiento que campear debe en la pureza del estilo, sino, lo que es de superior importancia, a la restauración del sentido ético en que se inspiraron siempre nuestros grandes hablistas, nuestros más insignes literatos. De qué manera lograremos desterrar de nuestro mercado literario esos partos malsan de ingenios dementados que olvidan la misión altísima del escritor público, sin inquietarse por que, al despertar instintos groseros, la juventud se pervierta, labrando la ruina de las futuras sociedades?
Para contestar a esta pregunta fijémonos en una consideracion: en el fondo, en el sen.
tido económico que tanto influye en los mercados, existe una cuestión de productores y consumidores. Pues bien, estimulese al productor con premios para que produsea bueno por su propio interés y habremos resuelto ia mitad del problema. La bondad del producto conquistará, definitivamente y con el tiempo, al consumidor, que ha de preferir la postre, llevado del encanto de la forma literaria y de la verdadera belleza artística, la obra premiada y del escritor castizo la mala traducción de obras extranjeras que, repetimos, constituyen hoy el inmenso foco (1) proposito de los efectos destructores del libro barato. que producen hoy varias casas editoras, decía no hace mucho tiempo un diario de esta corte, que esas traducciones industriales plagadas de galicismos, llevan dere.
chamente a una desnacionalización de la lengua y de la cultura: haciendo temer que muy pronto sean más populares en España los literatos extranjeros, aun los más mediocres, que Cervantes y Quevedo y Hurtado de Mendoza; y ese comercio frecuente con escritores franceses, rusos, italianos polacos, sin que les sirva de contrapeso la frecuentación de nuestros clisicos, de los maestros del idioma y del genio nacional, cada día más olvidados. contribuirá contrahacer a estilo extraño el espíritu de muchos, y que el pensar en español sea cada vez más raro.

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