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En la campiña En un mar de arreboles el gran rubí se apaga, los campesinos tornan alegres de la vega y en la arista del monte un haz de lumbre vaga como un himno de sangre de fratricida brega.
Un zig zag de topacio con fulgencias de daga en las penumbras vibra; y silenciosa llega la virgen de las sombras, la soñolienta maga, y sus jacintos jaldes en el espacio riega.
Su rudo monocordio no pulsa la cigarra, ni en el jaral simula la brisa dulces ruegos, ni el ave sus querellas en la campiña narra.
Los relámpagos cruzan como crótalos ciegos y un floreo de antaño masculla una guitarra en una vieja choza de felices labriegos.
Lisimaco Chavarria San José, setiembre de 1907 Dulce poesia.
Para Páginas Ilustradas Es el lugar agreste y solitario, agoniza la tarde en el poniente.
se escuclia la quejumbre de una fuente, y allá lejos, la voz de un campanario.
Un jilguero, cual un extradivario.
va lacrimando un cántico doliente, y las flores sahuman el ambiente, colgando de los juncos su incensario.
Gime el alma al recuerdo de los muertos, tan amados y amantes en su día.
y que se fueron pálidos y vertos. por los claros de la selva umbría, los ojos ven, sonámbulos despiertos, cruzar tu sombra, dulce Poesía. Félio Mata Valle 2650 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica
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