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Pensamiento Ni la inspiración divina que iluminó su mente, ni la fe inquebrantable que sostuvo su colosal propósito, ni la inmensidad del continente que abrió a la civilización y ofreció al mundo, alcanzan a elevar tan alto, en la y admiración de los hombres, la memoria de Colón, como la levantan en la conciencia humana, su evangélica humildad, su incomparable modestia y la cristiana resignación con que sobrellevó el peso enorme de la ingratitud y de la envidia! En mérito de aquella grandeza y de tan excelsas virtudes y en castigo de estos vicios de los hombres, para inmortalizar los primeros y estigmatizar los últimos, el Continente descubierto por Colón perdió el derecho de llevar su nombre.
San José, octubre de 1907 Iglesias 2718

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