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I se VOi Gloria al genio!
riite las Su ste es Drdo Les ia10la Dios traza cada siglo sus grandezas, cada generación su papel, cada hombre su puesto.
PEREZ GALDÓS De tiempo en tiempo descuellan en ciencias, en virtud y en letras genios extraordinarios que caracterizan una época, le dan nombre, fisonomía y colorido y son como piedras miliarias colocadas en el camino de la historia, símbolos de todo lo que ha servido de guía y honra la bumanidad.
La vida y el ejemplo de esos seres privilegiados influye poderosamente en todas las generaciones que les sobreviven, las cuales están obligadas seguir trasmitiendo la sugestión recibida, la corriente magnética de la verdad y la justicia, destinada a unir el más remoto pasado con el porvenir más distante. El caudillo de una guerra, el conquistador ambicioso, el conculcador de los derechos de los pueblos, parece que hubiesen tenido el secreto de cautivar las simpatías, con preferencia cualquiera otra clase de méritos, pues cuentan quizás con más biógrafos y admiradores que los hombres que se han sacrificado por aigo verdaderamente provechoso sus semejantes. Sin embargo, el espíritu mom derno se inclina en otras direcciones, y en frente de las figuras de Alejandro, César. Tamerlán y Napoleón, levanta pedestales inconmovibles al genio de Guttenberg, la caridad de Vicente de Paúl, la inspiración y la fe de Colón, la grandeza de Washington y Bolívar, las revoluciones científicas de Jenner. Edison y Pasteur, y tiempo habrá de llegar en que el recuerdo de los héroes sedientos de sangre humana, se borre del todo, para dar campo únicamente a los bienhechores, los sabios, los altruistas, los abnegados, las lumbreras resplandecientes, que en una u otra forma han orientado a los hombres para la fraternidad y el bien, en el desierto sin orillas de la vida.
Ahí está Colón proclamando, desde lo alto de su pedestal acariciado incesantemente por las olas, bajo el inmenso palio del firmamento, la misión que Dios le señalara y el modo cemu la cumplió.
La superioridad de carácter y la suprema fuerza de voluntad con que el inmortal marino genovés llegó coronar en titánica lucha su esfuerzo meritorio y paciente: su profunda inteligencia para sustraerse al imperio de las ideas reinantes de la época, entre las cuales prevalecía la de que la tierra era un inmenso disco plano. oponer a las conclusiones de la Universidad de Salamanca la demostración de la esfericidad del mundo terráqueo; su fácil comprensión para aprovechar en favor de su provecto, cuantas observaciones le proporcionaban sus viajes y entrevistas y las exploraciones de otros marinos; lo seguro de su juicio para sostener que, fuera del mundo entonces conocido, debía haber más tierra 2731
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