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Ces uniré mi voz vuestras voces, cada uno cantará en su lenguaje bello, y entonaremos, unidos en el regio pensamiento, el himno armonioso de la vida, del arte y del progreso! Mis rústicos acentos aprenderán modular sus tonos en vuestra escuela.
Llena de entusiasmo prestaré mi modesto contingente para sostener este templo que encierra el símbolo de nuestra hermosa religión. Ella nos redime de la servidumbre y engrandece la imaginación con el reflejo de mundos ignotos y enriquece el corazón con sentimientos más intensos, haciéndonos vivir de sensaciones por el anhelo siempre creciente del espíritu, que activa sus funciones para vibrar en visiones espléndidas. Al honrarme honráis la mujer y os honráis vosotros mismos al reconocer, en cierto modo, sus derechos en mí.
Con valentía rompo las cadenas de preocupaciones que no tienen razón de ser en nuestros días, relego al olvido esos harapos, pobres vestiduras de otros tiempos, y me cubro con el armiño de la verdad y del derecho, para entrar limpia y pura en la alborada de este día.
Al admitirme en esta corporación iniciáis nueva era para la mujer en Costa Rica. Llena de noble orgullo, al ser la primera, saludo la redención de este amanecer, y mi satisfacción personal se une la esperanza de que otras me seguirán. Así lo espero.
En nombre de esas desconocidas que vendrán en lo porvenir reclamo puesto para ellas, no como acto de galantería, sino como acto de justicia.
Reclamo del pensador, del filósofo, del progresista que reconozcan el mérito de la mujer. Ella es igual al hombre en aptitud; lo bello pertenece al espíritu y éste no tiene sexo; su sustancia es la misma y la ciencia establece la igualdad en el hecho material de que la misma sangre sube por la arteria para fecundizar el cerebro y de que igual expresión asoma en la mirada.
La historia nos presenta ejemplos variadísimos de la capacidad intelectual de la mujer. En los tiempos clásicos tenemos Safo, la inmortal poetisa griega, que cantó libremente el amor, sin avergonzarse de sus vehementes sentimientos, y pintó los dolores y delirios de su pasión con caracteres de fuego. Corina, otra poetisa no menos famosa, que rivalizó con el mismo Píndaro y supo vencerlo. en el siglo pasado Madame de Staël, insigne historiadora, cuya vasta erudición le permitía asimilarse de manera perfecta, lugar, tiempo, costumbres y caracteres; mujer de pensar sereno y profundo, hundió su pluma en el sepulcro del pasado para levantar del polvo de los siglos las figuras, darlas movimiento y lanzarlas de nuevo a la escena del mundo. Aurora Dupin, sea Jorge Sand, novelista de ingenio viril, de espíritu inquieto, aventurero, que se refleja en sus obras de contradictorias y atrevidas concepciones. En nuestros días doña Emilia Pardo Bazán, prosista muy castiza, cuya pluma debemos admirables cuadros llenos de vida y realidad: es la escritora que se aproxima más Cervantes en la descripción de tipos y Zola en ciertos toques naturalistas, es decir, dos genios opuestos; doña Concepción Arenal, mujer de leyes, científica y moralista; la Avellaneda, cuya lira, templada al sol del trópico, tuvo su majestad, sus ardientes rayos y la brillantez de su colorido; y tantas otras que son gloria de la literatura castellana. Esto demuestra que el Arte cabe en todos los cerebros.
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