Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
consume en el distrito. Nada de análisis químico ni bacteriológico: la regla más sencilla y corriente es asistir a la escuela y observar los niños.
Su semblante dirá mejor que cualquier análisis la calidad de aguas de que se sirven. Habiendo intentado hace algunos años la Municipalidad de San José el traer aguas del Sur de la ciudad, fuí comisionado para visitar los diferentes ríos que por aquel lado discurren. No dirigí mi atención tanto las mismas aguas como al semblante que tenían los niños de las escuelas en los diferentes distritos, y mi conclusión de que aquellas aguas, todas sin excepción, eran dañinas, coincidió con los trabajos publicados anteriormente por el malogrado doctor Jiménez sobre el anquilostomasis por el lado Sur de San José. Esto, que está confirmado por la ciencia, es auténtico: el análisis químico se verifica casi siempre en aguas extraídas con anterioridad de las fuentes; su naturaleza química puede cambiar al cocinarlas, y lo que es más peligroso todavía, casi siempre el análisis no se verifica sobre las aguas, sino sobre el cadáver de las aguas.
Fuera del anterior método para reconocer las aguas potables, que estimo el más acertado y lógico, existen los de reconocer sus propiedades, como son el color, olor y sabor.
El agua pura es incolora, sin olor y tiene un sabor agradable al paladar. Las aguas selenitosas, llamadas vulgarmente aquí aguas gatas, son en extremo ofensivas al sistema digestivo. Resultan algunas veces aguas bastante incoloras, pero que tienen origen palúdico, El análisis bacteriológico es el mejor en estos casos, y deben dictarse medidas para suprimir las lagunas, en donde se encuentren, lo que fácilmente se obtiene por medio de simples drenajes para dar corriente a las aguas estancadas.
Este procedimiento es muy sencillo y puede efectuarse por los agentes de policía de los distritos en donde se observe ese mal. Cuando el mé.
dico ordenare cocinar las aguas para usarlas, conviene aerearlas, porque la supresión del oxígeno en el momento de la ebullición las hace pesadas indigestas. La aereación más sencilla consiste en filtrarlas, después de hervidas. Los filtros de piedra deben posponerse a los filtros de presión del sistema Chamberlain Pasteur. Las aguas que se filtran en filtros de piedra, aunque parecen puras, contienen grandes cantidades de materias orgánicas.
La gelatina que al exterior se forma en esos filtros está indicando una oxidación de las materias orgánicas que han atravesado el filtro. El mejor remedio es en caso de usar filtros de piedra someterlos lo más a menudo posible a la acción del fuego que quema y reduce carbón las materias orgánicas acumuladas en los poros del filtro. Un fuego lento y general evita que el filtro pueda saltar por una extremada irregular dilatación.
Puede procederse poniendo primero el filtro al sol y mojándolo después con alcohol al que se dará fuego.
En cuanto a las aguas selenitosas, según su apariencia y condiciones, debe consultarse con el médico el modo de usarlas.
Los encargados de la policía de higiene podrían velar por que se cumplan las reglas del aseo y servicio de los filtros domésticos. Si el agua para el abasto debe ser pura, con mucha mayor razón debe serlo la que se emplee en la fabricación de bebidas y refrescos que se expendan embotellados para el público. El rigor de la ley debe ser mayor en estos casos, y la policía debe cuidar con extremada atención las fábricas de cerveza, aguas 2820
Este documento no posee notas.