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ar 1ia u 2, impulso de su propia fuerza y poderío, y ya, en fin, lanzadas la lucha por el irresistible empuje de sus grandes aspiraciones, disputándose el predominio del mundo, han venido lenta, pero continuadamente, verificando la ineludible ley del progreso, cuya universalidad resplandece en el horizonte de las concepciones y de los esfuerzos humanos, con el vario colorido de las ciencias, reveladoras de toda verdad y determinantes de la exactitud física y matemática de todas las cosas y de todas las fuerzas; de las letras, sirviendo a la lógica manifestación de las ideas y la promulgación de las ciencias; de las artes bellas, haciendo vibrar los sonidos en armonioso concierto y transportando a la materia muerta las más de licadas concepciones del espíritu, para dulcificar y embellecer el sentimiento, que es el sumum de la vida; y de las artes mecánicas, domeñando la naturaleza bruta, modelando el acero, cautivando la electricidad para convertirla en fuerza, calor y luz, salvando en minutos grandes distancias de la tierra, y, con igual velocidad, surcando los mares y hendiendo los aires, multiplicando, en fin, la fuerza motriz para simplificar en los talleres los empeños del hombre en su rudo batallar por la vida.
Estos adelantos gigantescos, apenas perceptibles en su tardío desarrollo, pero grandiosos en su conjunto, testimonio son del origen altísimo del hombre, como idea, como sentimiento y como fuerza, y no bastarán ellos, ni en tiempo ni en cantidad algunos, satisfacer ampliamente las necesidades y aspiraciones de la humanidad, pues a medida que ésta avanza, más piensa, más siente y más puede. Es esta precisamente la actividad incontenible en que se rolla la vida del hombre. actividad que ha sido preciso encauzar adaptándola a los propósitos, previsiones y necesidades humanas, por cuanto no se concibe la existencia del hombre con los poderosos atributos de la razón, que lo dignifica, sin el dominio de una fuerza moral, que circunscriba el desenvolvimiento de sus facul.
tades y el ejercicio de su libertad determinados fines y dentro de los límites precisos la armonía social; como no podría concebirse la heterogeneidad infinita de todo lo creado, sin la existencia de las leyes que regularizan los movimientos y determinan, dentro de la armonía universal, el proceso interminable de las evoluciones. esa necesidad, imperiosa para el destino del hombre, responde la funcion social más importante y trascendental, la educación. que, considerada en sus dos factores principales de desarrollo. el hogar y la escuela. es el objeto de la presente conferencia.
Educar: es decir, modelar y adaptar ciertas reglas y para fines preconcebidos las aplicaciones de la inteligencia y del libre albedrío de los hombres, y hacerlo de tal manera y en tal forma que el procedimiento garantice, hasta donde sea posible, dentro de las circunstancias tan varias la existencia de cada cual, la armonia entre todos; que gire cada actividad dentro de su propia esfera y que sea el de cada una el límite de la otra; es decir, la educación individual y la colectiva; la del hombre para sí mismo y la que es precisa en él para bien de los demás.
La educación se inicia con la vida: es su primera manifestación la caricia maternal, símbolo del más noble y puro de los sentimientos humanos; tiene por primera causa la necesidad de amar en la que es madre, y en su primer efecto, en el hijo, la de ser amado y socorrido en su impotencia y desnudez. Es por esto por lo que la educación reconoce por base el amor, por medio eficaz, la in teligencia aplicada al método, y por fin último, el bien; el bien, que comprende en su más amplia acepción todas las manifestaciones de la vida, resume todos los progresos y sintetiza los designios todos, visibles y misteriosos, de Dios para con el hombre.
La educación del hogar es la más importante y delicada; ella forma el corazón para las luchas de la vida, fija en las imborrables impresiones de la pri2833 10 se ile LO e 1a a )у e n a al

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