Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
sencia venta De ou ellan extra una intim conci VO sería en vez que le recom cesiva El proceso educativo es continuo, y si su primer período se desarrolla en el hogar, el segundo se comparte entre éste y la escuela, llevando la última la supremacía por los atractivos del aprendizaje y de la asociación de los niños y por la influencia manifiesta del maestro en sus discipulos.
Si pues en este periodo la enseñanza conjunta y en todo caso complementaria de la anterior, sus agentes primordiales, que son el maestro, las materias de enseñanza y el método, deben forzosamente conservar y robustecer las buenas enseñanzas del hogar; de otra manera se estableceria verdadero antagonismo entre ellas, en mengua de la educación en general, por cuanto la haría inconsistente informe respecto del niño.
El maestro, llamado y con razón el segundo padre del niño y el primer amigo del hombre, debe poseer en primer término idea completa de su importantísima misión, conocerla en sit admirable conjunto y apreciarla en sus más íntimos detalles. Su penetración debe observar los más reconditos móviles del corazón del niño, adivinar sus más íntimos pensamientos, apreciar sus más pequeños deseos, estudiar sus naturales inclinaciones, y hacer esto con el mismo interés y cuidado que emplea el escultor famoso en su empeño de modelar una figura humana, con tal perfeccion que en sus contornos y en sus lineas, como en sus ondulaciones y sus sombras, se adivine la indole, el sentimiento y la idea que animan la imagen concebida por el autor, reflejada en el frío mármol de aquella estatua; es decir, ser artista del coraz y de la inteligencia de otro sér, modelándolo de manera que en el curso de la vida broten de él, como simientes regadas sobre fecundo suelo, ópimos frutos, germinados al calor de sus enseñanzas, de sus cariñosos consejos y de su ejemplo. El maestro debe reunir condiciones de carácter y de moralidad suficientes garantizar el resultado de sus esfuerzos; las de su ilustración siguen después, por ser más fáciles de adquirir en el reducido número de materias que la instrucción primaria debe comprender.
Mas como esas condiciones no se improvisan, han debido formarse en el hogar en la escuela, robustecerse en un régimen de vida correcta y afianzarse con hábitos y costumbres libres de toda sospecha; en consecuencia, la selección del maestro se impone y, para mejor acierto, hay que buscarle en los bancos de la escuela, designándole, por su indole, educación, vocación inteligencia, y prefiriendo entre los escogidos quienes, por la moralidad de sus respectivas familias, den mayores garartías en sus tendencias inclinaciones. la escuela normal, fundada y sostenida por el Estado conforme a las reglas de la más sana pedagogía apropiada al país, ingresarían los elegidos, y allí, después de minuciosa observación de los preceptores durante todo el curso de la enseñanza normal, serían designados para maestros los que satisfactoriamente la completasen.
Como regla general, la selección de los jóvenes para el magisterio debería encomendarse los directores de las respectivas escuelas, quienes los designarían dentro de un grupo de escolares, de número igual al de maestros de la misma escuela, formado y presentado por éstos en reunión privada celebrada al efecto.
Esta designación tendría que ratificarse por el inspector del respectivo circuito, quien, para mejor cumplir su cometido, comprobaria por medios apropiados tan delicado cargo las condiciones del elegido y las de moralidad de su familia.
De esta manera se alejarían las intrigas tan frecuentes en actos de esta naturaleza, y se aseguraría, más que por otra cualquiera, el resultado que se procura, puesto que nadie mejor que el maestro, y, sobre éste, el director, conocen las capacidades, sentimientos e inclinaciones de sus discípulos. Esta procedimiento reviste otra ventaja muy digna de tomarse en cuenta, y es la de que, designando cada escuela un normalista, vendría éste en su oportunidad prestar sus servicios de maestro en aquel lugar, con el cual está verdaderamente encariñado, por cuanto lo conoce desde su infancia, donde reside su familia, cuya prediscíp realm tural que ce de sus grupo absolu ligen apren especi tener el hon de las uno de entend niño, que ca verdad objeto dos tei en sus gisteri resulta conoce porq rios pr puesto 6, log tos me jamás grave años ningur del ca en su rerlo, faculta 2830
Este documento no posee notas.