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del da es cia de de su io, la enseecial para bunal blica, notas; tiene iendo por ducar iones nsa lec! es, de de bjeticos en cípulo que ento, er por nese imparte, caemos en un defectuoso estado de instrucción, el cual importa corregir por su trascendencia en la educación general.
Muchas personas creen que mayor número de materias la enseñanza es mucho mejor; sin embargo, tratándose de la instruccion primaria compulsiva, nada es más errado que esta premisa, la cual nos conduciría hacer, sino inperfecta por su vaguedad, interminable por su multiplicidad la enseñanza púCabe a este respecto hacer observar la inprevision en que incurre el Estado al exagerar su deber de instruir las masas, perdiendo de vista, con la profusión de materias, el primordial objeto de la educacion popular, y haciendo caso omiso, de otra parte, de las inclinaciones y necesidades naturales del pueblo, pues no se compadece ni con unas ni con otras una instruccion más vasta de lo preciso y prolongada en su tiempo, por cuanto se vuelve en el niño un hábito la vida sedentaria de la escuela, con perjuicio positivo del trabajo y de las faenas ordinarias del hogar, mal atendidas durante ese tiempo y comúnmente llevadas de mala voluntad totalmente abandonadas después, por el engañoso afán de proseguir estudios superiores, para los cuales no se tienen quizá capacidades suficientes, que disculpen ese mal disimulado desprecio con que llegan verse los hábitos humildes del trabajo. Es un error, y error muy grave, en el que se incurre al despertar esas ambiciones y al creer que la cultura intelectual es un fin, en vez de conceptuarla como un medio, indudablemente de los más eficaces para llenar los fines de la vida, pero que, para adquirir el cual, en la extension necesaria cada uno, no necesita apartar al individuo de la escala social que pertenece ni mucho menos del trabajo ocupacion honesta que lo llama su propia condicion; que en todo caso, es mejor y más propio brillar entre los humildes que sobresalir entre los soberbios, Se observa entre nosotros que el niño del campo, por cump ir con los deberes escolares, abandona casi por completo el trabajo habitual de la familia, generalmente el de la agricultura, en la cual su auxilio al padre importa mucho para el menor costo de los cultivos, y es de gran significacion, por la enseñanza práctica que adquiere de esa primera fuente de riqueza universal, de esa ocupación la más halagüeña y apacible de la vida. este respecto, juzgo de oportunidad repetir aqui lo que en privado he expuesto alguna vez al hacer estas mismas consideraciones, las cuales no llegué a comprender cuando presidi el Gobierno de la República, por cuanto me faltó entonces la oportunidad de penetrar detenidamente en ciertos detalles importantísimos de la vida sencilla del pueblo. Esas consideraciones se reducen a aconsejar que se cierren las escuelas rurales en las horas del dia en que los bueyes aran la tierra, para que los ni.
nos ayuden sus padres y se familiaricen las labores agricolas y que se abran aquellas en las horas en que los bueyes, alto el sol que los sofoca, descansan la sombra y se alimentan. las niñas, al igual de los varones, ayudarían en esas mismas horas la madre en sus faenas, las más duras del dia, realizándose así, entre el hogar y la escuela y por los padres de familia y el maestro, la labor magnífica de educar para el trabajo y para el mejor cumplimiento del deber.
La inclusión en los programas de enseñanza de un mayor número de materias que el necesario, lo atribuyo a la costumbre, hija más de nuestra humildad que de nuestra ignorancia, de establecer métodos importados de otros paises donde después de la escuela existen, por especial grado de cultura y poderoso impulso de corporaciones particulares con recursos sobrados para ello, centros de instrucción especial en la pluralidad de materias esbozadas en la escuela, y la par de éstos, una demanda constante de esas actividades en laboratorios, fábricas, talleres y manufacturas de toda clase; es decir, que allá la amplitud de la instrucción satisface una necesidad, en tanto que entre nosotros la crea, sin tener, de otra parte, los medios para satisfacerla.
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