Guardar

En 1870 entró en tratos Francisco José con Napoleon III para hacerle la guerra Prusia, pero no se llevó a cabo el convenio.
De las diferencias entre Austria y Hungría sería fastidioso hablar: empezó aflojar la persecución después de la guerra del 59: se reconcilio con los magyares después de las derrotas del 66, siendo coronado rey de Hungría al año siguiente, y desde entonces han sido frecuentísimos los conflictos.
Ultimamente, y pesar de sus tradiciones cesaristas, el anciano emperador ha tenido que otorgar el sufragio universal, en sus dos Estados de aquende y allende el Leitha. Sus desgracias de familia han sido verdaderamente trágicas, pero no han alterado sus energías físi.
cas y morales.
El heredero del trono es el archiduque Francisco Fernando y como nadie está enterado de sus planes sería sumamente aventurado hacer calendarios: es probable que todo continúe igual. Andamos también intrigados con la idea de la escuadra americana los mares de Oriente. Por más que todo se vuelven explicaciones nadie se cree que la cosa termine en paz.
La diplomacia japonesa dice que por allí se quiere mucho los yanquis, pero mientras tanto las costas del Japón se fortifican y las escuadras se aprovisionan y se municionan. The Sun nos cuenta hoy por telégrafo que decididamente la marcha de la flota americana signi.
fica un reto para el Japón y que en cuanto llegue aguas de Filipinas habrá trapatiesta.
Otra victoria de los de La Haya.
Perico Furón Londres, 22 de octubre de 1907.
Flores y perlas Maria Eres blanca como una camelia, ternuras de seda tu faz atesora, y tienes el alma sentida y genial como Ofelia, llevando en su seno raudales de místico aroma. Oh, reina; tus ojos que guardan hechizos de amor iluminan la paz del ensueño, parece que hubiera en tus rizos encanto amoroso de halago risueño.
Tu ilusión es azul como el cielo, tú expresas un goce muy puro de dúlcida calma, y en el vivo fervor de tu anhelo tu amor es perfume que guarda tu alma.
Eres blanca como una camelia. Oh, virgen de dulces encantos! y tienes ceñida de rosas y lirios de ensueño las sienes, y el alma tan pura, tan llena de amor como Ofelia, Carlos Rigo San José.
2875

    Notas

    Este documento no posee notas.