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Su pañuelo fino, parfumada rosas vaporoso y bello me dijo estas cosas: yo fue el confidente que hubo en su dolor, cuando estaba triste su alma enamorada.
llena de presagios y desconsolada, yo enjugué sus bellas lágrimas de amor.
Recogi su llanto misteriosamente como fiel tesoro de pasión ardiente bajo la tristeza de su blanc faz, y oprimi sus labios de mieles fragantes en el leve soplo de besos amantes y en el aleteo de dicha fugaz, Sus joyas con bellas frases luminosas también me dijeron todas estas cosas: fué pecaminosa flor de esplendidez; bajo los hechizos de sus ojos bellos y envuelta en la gloria de vivos destellos lució en los salones llena de altivez.
Fuimos luminosas ofrendas de amores, voluptuosamente nuestros resplandores llenaron su alma de ansiedad febril, y con el prestigio de sus embelesos ella dió el ardiente vino de los besos en la copa de oro de un amor gentil.
Oh, vosotras, bellas prendas amorosas ofd compasivas estas tristes cosas; yo fui su poeta, yo siempre la ame; aspiré su dicha como una fragancia, y en un cage to puro lleno de elegancia todos los ensueños de su amor canté.
Mas seguí sus pasos y creí en sus besos, y en la red maligna de sus embelesos caí bajo el golpe de un amor fatal: y hoy, siguiendo el rumbo de una lejanía voy con mis recuerdos de melancolía buscando el olvido que cure mi mal.
Carlos Rigo Colombiano San José, Costa Rica 2895

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