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Destino e En una apartada a idea, casi desconocida por lo insignificante, vivían dos muchachuelos. ora entretenidos en robar frutas del cercado vecino, ora moliendo la paciencia cuantos transeuntes, con cara de forasteros, se encontraban a su paso. Vivían así. como viven los pilluelos de todas partes, sin pensar en el mañana, sin preocuparse del porvenir, cuando una tarde, después de merendar, les llamó la tía Ramona, y con acento gangoso, les dijo: Bueno es que vayan pensando cómo se las arreglan. Nadie vive sin trabajar. Hay que rebuscárselas de cualquier modo. No quiero yo que mañana seancastedes pasto de la miseria carne manida de la perdición los presidios. La madre de ustedes, que de Dios goce, me los recomendó mucho al morir. Fíjense bien en todo esto y escúchenme: Tú, Gabiel, irás de nuevo a la escuela, el año entrante, y concurrirás, ade más, en los ratos desocupados, la carpintería de mano Juan.
Ya eres grandecito; 14 años vas cumplir aliora para la Pascua. tú, Maruja, irás también la escuela, me ayudarás en la cocina y la varás la ropa de todos. Ya tienes, cuerpo. Eres casi una mujer. El sábado te compro una batea.
Gabriel, por toda contestación, arrugó la nariz, y Maruja, desdeñosamente, levantó los hombros, a lo que la tía, al reparar en ello, repuso: A1 padre de ustedes, que era el sastre del pueblo, nunca le faltó; siempre tuvo dinero para todo. Sigan su ejemplo.
Tampoco respondieron nada, y luego, como Gabriel guiñase un ojo Maruja, para que abandonaran la estancia, volvió a decir. Ya lo saben. Ya lo saben. Sí, nanita, contestaron a la vez. y dándose el brazo, en dos saltos se pusieron en el corral, bajo la copa de un naranjero en for que perfumaba el ambiente. Te fijaste en lo que dijo la vieja, esa bruja?. nos quiere esclavizar.
Yo no vuelvo a la escuela. De volver es una de la ciudad. Tampoco quiero ser carpintero, qué va: yo de ser algo, sería como uno de aquellos propagandistas del tiempo de la política que hablaban tan bien, que sabían tanto. Pilluelo grande o no ser nada. Para esa gracia, la pala o el pico de ñor Casiano. Tienes razón. Ya lo creo que la tienes! Si ti por tonto nadie te conoce. Eres más vivo que todos los muchachos que se reunenen en la calle Ninguno tiene tu astucia; ninguno tu agilidad; ninguno tu memoria. Los discursos de aquellos señores tú los repetías casi mejor que ellos. Te propongo una idea. Quieres, Marujilla, que me vaya a la ciudad? Me voy, me coloco de sirviente en cualquier parte, y en las horas que me queden libres me dedico al estudio. Si te vas me afligiría muchísimo. No hay que afligirse. Todo sacrificio es poco si se piensa en el resultado. Me haré orador. Tendré el aplauso y la admiración de todos. tendré dinero para ti y para mí, y hasta para la tía Ramona que tan mal parece querernos. Yo no quiero ser uno de tantos, ni que tú seas como las demás mujeres del pueblo. No, no, y mil veces no! Comienzo, Marujilla, sentir no sé qué loco deseo de distinguirme, y por ti y por mí que lo conseguiré. Ya sabes que cuando digo una cosa la cumplo. Me propuse 2896
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