Nota bibliográfica Musa Nueva Cantos de Vida, por José María Zeledón 1907 Recuerdo que una vez que mi amigo José María Orozco, joven luchador de los ideales redentores, desde Costa Rica, me envió los últimos números de Vida y Verdad, leí en la citada revista una poesía de José María Zeledón que me llamó vivamente la atención, no tanto por la arquitectura de sus versos, sino por las hermosas ideas que encerraba.
Desde entonces me fue simpático el nombre de José María Zeledón, quizás por nuestra concordancia de ideas y sentimientos. Lo cierto es que siempre que recibo periódicos de Costa Rica, busco algo de Zeledón para leerlo.
Ahora, mi distinguido amigo don Carlos Gagini, ha tenido la amabilidad de obsequiarme con un libro de versos de Zeledón. Musa Nueva, Cantos de Vida. se intitula el opúsculo del poeta costarriqueño.
Contiene el libro, primorosamente impreso, veinte y una composiciones poéticas, de las cuales no se puede decir cuál es la mejor, puesto que todas son buenas.
Zeledón ha comprendido, como Guyau, que el arte debe producir una emocion estética de carácter social.
El poeta moderno no debe ser ya un cantor de sus íntimos pesares: debe ser, templada su alma en la fragua del sufrimiento, el cantor de los dolores y aspiraciones de la humanidad y alentar con su lira las luchas de la existencia por las conquistas modernas.
Zeledón es un poeta de esa clase.
Socialista convencido, canta en su lira los ideales de redención y solidaridad.
Ha comprendido muy bien la misión del poeta de nuestros días, cuando en su composición, que le sirve de prólogo sus versos, pone en boca de su musa las siguientes estancias: Gastáis los hombres toda vuestra existencia en vanos remedos, váis en filas atados por las manos con bejucos de miedos que os impiden salvar las frágiles murallas de cartón, que los años respetan. Ya es preciso romperlas. Cuántos daños no han hecho al mundo ya. Dí los poetas con retumbante voz; alzad, artistas bravos, el laclia redentora de un arte joven, digno de la brillante aurora que el astro de la Ciencia derrama por doquier, y destrozad los bosques de añejas tradiciones al són de las viriles, y audaces vibraciones que vuestras arpas den.
Zeledón, por lo que de él me han referido sus amigos, es un liombre humilde, de expansivo corazón y padre de familia que educa sus hijos conforme sus ideas y nobles sentimientos.
2900