Guardar

La humanidad a los sepulcros teme y al fin los ojos de llorar se cansan y como nadie los sepulcros torna tupida crece su redor la malva.
Si despertando del profundo sueño que invade tus cenizas desearas oír en el silencio de la noche los pasos de Efrain sobre la grama. Oh! con cuánto pesar, pobre MARIA.
tú que eras sólo amor, tú que eras llama volvieras ocultar tu sien. de Virgen en el polvo pesado que la guarda!
Mejor es que te arrullen en tu sueño las canciones de amor de la comarca que en la amorosa brisa de los valles por tu sepulcro solitario pasan.
No te despiertes nunca, sueña, sueña con el pálido azul de tus montañas, con EFRAIN que de la caza viene con tu rosal, emblema de constancia.
Cuando en amor, de súbito se tornan afectos que nacieron en el alma de la niñez en las serenas horas entre alegres ingenuas carcajadas.
Si a combatirse por los hados llega aquel amor, primicia de la infancia, que tiene aromas de heredad nativa, y misterios de noches estrelladas.
Los seres que con el se alimentaron en muriendo la luz de la esperanza, asidos al recuerdo se consumen como los cirios en su propia llama.
Luis Maria Mora 2941

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