Guardar

FEBRERO Febo el glorioso por el cielo pasa en su plaustro de azofar y diamante y con flecha encendida y coruscante las viejas cumbres al pasar abrasa.
Pero cuando la cúspide traspasa en busca de su tálamo distante, de lejos, al encuentro del gigante parten las nubes en obscura masa.
De coraje encendido, el Soverano asusa entonces su mast el viento contra la multitud que lo circunda. Mas jay! apenas del confin lejano con sordo resoplar, que es un lamento, le responde la bestia moribunda.
2950

    Notas

    Este documento no posee notas.