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A los maestros Para Páginas Ilustradas Soldados de la luz, hueste sagrada, siempre luchando con la sombra oscura en la mente del hombre aposentada.
Misión ingrata y dura que nunca os ha rendido, sino el contento del deber cumplido.
Sacerdotes de Dios, vais repartiendo partículas de luz, con mil afanes, ingratitud en pago recibiendo, sonrojos y desmanes: mas la heroica constancia persigue sin cuartel la ignorancia.
Dejáis el dulce hogar, y confinados en remotas aldeas, vais regando de fecunda semilla los puñados, puliendo, desbastando las almas de los niños, con reprensiones suaves y cariños.
Las fiestas y el confort de las ciudades, las alegres y plácidas reuniones, las amables y cultas amistades y lujosos salones dejáis, y los aldeanos vuestros amigos son, vuestros hermanos, Apóstoles sagrados, reverente os saludo y celebro en mis cantares, humildes, como el círculo inocente, que en miseros lugares os colma de caricias, y forma vuestras únicas delicias.
Oh, los obreros del cabello cano, las amables y púdicas doncellas!
Si no es de bronce el corazón humano, vuestras fúlgidas huellas conservará la historia, que guarda el niño impresa en su memoria. Carita Noviembre de 1907.
Presbo 2997

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