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Emprendemos de nuevo la marcha: la vereda es húmeda, veces un barrizal: el zumbido de los insectos es incesante por doquiera. Asi llegamos Lagunilla. Este lugar, que ha sido llamado asi por las muchas lagunillas charcos que allí existen, nos proporciona un lugar aparente para pasar la node habiamos sufrido en la cordillera, no venía mal aquella noche apacible y ligeramente cálida del trópico. La luna era espléndida y la temperatura sumamente agradable, pues habiendo alcanzado la mínima o en los días anteriores, se elevaba ahora 11! Durante nuestro sueño nos dieron lujosa serenata los grillos del charral y las miriadas de ranas que habitan en las lagunillas de que se compone el paraje.
De aquí en adelante es bajada. nos decían nuestros peones; mas como ya lo habian dicho tantas veces y habíamos encontrado siempre muchas subi.
das, nadie se alegró de la noticia. Ya estábamos, pues, preparados para subir unas cuantas cuesticas treponcitos. siempre de 203 varas, las cuales resultaban ser veces cosa de 500 jooo Sin embargo, esta vez era cierta su afirmación, y no teníamos sino bajadas, a excepción hecha de algunas cuestecillas de poca importancia. De este punto en adelante hasta El General, el camino se hace en una jornada de cinco seis horas por una pendiente tan rá.
pida, que en partes tendría un veinticinco por ciento de declive. medida que descendemos al valle encontramos nuevas muestras de la flora tropical, aumenta el número de las palmas y los 1, 770 se ven ya las surtubas de tallos esbeltos que se elevan tanto como los mismos árboles. las nueve de la mañana pasamos por el Azahar y las y 20 por el alto del Palmital 505 que, como su nombre lo indica, abunda en esta clase de palmera comestible, lo mismo que en súrtubas y pacayas.
Después de un bajar continuo, llegamos orillas del río Buena Vista 856 cuyo nacimiento ya conocíamos y comenzamos andar por un camino bastante suave, por el lado Una vez tegado al paso, se sigue por la ribera izquierda del rio hasta llegar a la población de El General, tres kilómetros del punto antes mencionado.
EN EL GENERAL Por fin, henos ya en El General, el dia 27, 121 kilómetros de San José y al 72 día do nuestra salida. Ya era tiempo de tomar algún descanso después de las penosas jornadas por los cerros, y de tomar también algún alimento después de un día de terrible ayuno, pues debido un cálculo erróneo en las provisiones, mandamos la mayor parte de ellas adelante, y las que nos reservamos se habían agotado un día antes de nuestra llegada este lugar.
Nos instalamos convenientemente en la casa del señor Raimundo Méndez, quien nos facilitó un trapiche para colgar las hamacas y nuestra tienda de viaje, la cual nos servía de gabinete de trabajo para arreglar nuestro herbario y de despensa para colocar nuestras provisiones de boca. La pusimos una distancia conveniente, pocos pasos de la Quebrada Grande.
La región llamada El General está comprendida entre el cerro de Buena Vista, la cordillera de Talamanca, por el Norte, y la nombrada cordillera costeña por el Sur. Hacia el comprende toda la cuenca superior del grande de Terraba con su rio principal El General y todo el sistema de sus alluentes que son muchos y forman, al bajar las montañas, como el cuerpo de un árbol que extiende sus ramas en distintas direcciones: cuéntanse entre ellos El Buena Vista, El Chirripó. La Quebrada de la División. El Pacuare, El Pacuarito, Quebrada Hermosa, Peñas Blancas, San Pedro, Unión, Convento, etc.
Por el lado el valle no tiene más límite que las extensas llanuras de Buenos Aires, que también están regadas por los ríos de la cuenca colectora del Rio Grande de Térraba en su curso medio. El caserío de El General está compuesto de unos cincuenta ranchos y casas de madera diseminadas la orilla izquierda del río en una extensión de kilómetros. No hay, como se ve, una población que merezca el nombre de tal; todo se reduce una sucesión de 3004 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica
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