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año pasado, durante las grandes crecientes de octubre, el río le destruyó totalmente las cosechas, que él habia estimado en 100 quintales, se llevó otros cultivos que tenía hechos en la orilla y su casa estuvo durante algunos días cubierta por las aguas, con gran peligro, por supuesto, hasta de su misma vida. No obstante estos reveses, no se ha desalentado todavía: hoy tiene una máquina trilladora y otra picadora que abrevian considerablemente las operaciones para sacar el grano de la granza. También hay en el mismo lugar muchos cultivos pertenecientes al cura de Terraba, el Presbítero Nieborowski, una máquina de aserrar madera y algunas lanchas para el servicio de trasporte por el río y aun por mar, hasta el puerto de Puntarenas.
Como tenemos que llegar esa misma noche Las Ajuntaderas, nos vemos en el caso, por demás penoso, de rehusar la generosa hospitalidad que nos ofrecen los colonos del Pozo, y después de la comida nos embarcamos de nuevo. Muy cerca de las ocho de la noche llegamos al lugar, que por ser punto de unión de los diversos brazos en que el río se divide en su desembocadura, ha recibido el nombre de Las Juntas Ajuntaderas. Los bosques de los alrededores abundan en maderas finas, y en las selvas se encuentran algunas especies de hule, siendo la más común la llamada hule macho. Hay aquí una familia chiricana que posee algunos cultivos de arroz, plátanos y maíz; en los potreros de la orilla del río, invadidos por el zacate turbará, engorda una buena cantidad de ganado vacuno y la cría de cerdos que allí existe es más que regular. La señora posee además algunos botes y el bongo que va a servir para conducirnos Puntarenas. Aquí permanecemos dos días, y después de los preparativos necesarios para la navegación, partimos de Las Ajuntaderas el día 19, saliendo por el complicado sistema de las bocas. La vegetación de esta especie de delta es muy pintoresca y exuberante: la componen principalmente los extensísimos manglares, que con sus raíces aéreas van formando otro bosque flor de ngua no menos espeso que el de sus troncos y ramas. Esa manera de reproducirse por medio de sus raíces, les ha valido los árboles el nombre de Mangles Gateadores con que se les designa, porque parece que gatean por encima de las aguas ya un tanto saladas del rio.
El mapa de la región que comprende esta última parte, ha sido levantado por el señor Pittier en una expedición posterior a la de 1891, y está bastante correcta. Sólo notamos unos pocos cambios que muy bien pudieron provnir de las avenidas que anualmente se efectúan. De las seis bocas: Boca Mala, Boca Brava, Chica, Zacate, Guarumal y Sierpe, no hay actualmente más que dos, por las cuales puede salir una embarcación sin peligro de la fuerte marejada de la barra: Boca Zacate y Boca Chica; pero tanto en una como en otra es necesario esperar la alta marea y salir en el momento en que empieza la vaciante. Desde la boca del río Grande de Terraba hasta el puerto de Las Agujas, en donde desembarcamos, se gastaron poco más de dos días y medio Con nuestra llegada Las Agujas terminó nuestra excursión que había durado 24 días He terminado, señores; sólo me resta dar las más expresivas gracias a la Directiva del Ateneo, por haberme brindado la ocasión de dirigiros la palabra, y darlas también las distinguidas señoras, señoritas y caballeros que han tenido la singular paciencia de escuchar este pobre entretenimiento.
He dicho.
Fotografias de Alberto Rudin Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica 3019
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