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iste día la Los ces. al en en go on los acaparadores de capital, arrastran su miseria los que no encuentran en el trabajo el necesario pan cotidiano. Este progreso así es enteramente ficticio y no puede conducir más que la ruina, la guerra, la anarquía.
Vivimos todavía, a pesar de nuestra aparente prosperidad, en un estado de inconcebible barbarie. Ese sentimiento universal de los pueblos, que anhe.
lan un estado mejor para las sociedades, que tienen hambre y sed de justicia, está diciéndonos muy alto que es necesario que una evolución favorable se produzca, o las sociedades serán fuertemente conmovidas por su base.
Mientras que en Inglaterra, Francia, Alemania y demás países civililizados mueren moral y fisicamente millares de personas por falta del pan para el cuerpo y para el que reclama el espíritu, se invierte la mayor suma de las riquezas públicas en ejércitos, armadas y cañones, y se preparan y se educan las masas para el asesinato y el exterminio. nosotros, en este pequeño rinconcito, que para dicha nuestra ha sido como un puerto abrigado contra las tempestades que han agitado continuamente el suelo de Centro América, llenándolo de sangre y de luto, también queremos entrar por este camino. Cuánto más humano sería que en vez de tratar de adquirir un prestigio material que para nada puede servirnos, imitando con esto la bar.
barie de los otros y siguiendo la corriente de la inmensa estupidez humana, tratáramos de aumentar nuestro poder intelectual y de conservar nuestro ascendiente moral, como lo conserva la Suiza, ese pequeño oasis de civilización en medio de la desolante barbarie de la Europa!
Desgraciadamente, la tendencia actual no es hacia el progreso espi.
ritual sido hacia la materialidad. Estamos como fascinados por los progresos alcanzados por las ciencias, las artes y la industria, de tal modo que hemos perdido la noción de que tales progresos nos han sido dados para un fin muy elevado. El químico que descubre una que otra reacción logra efectuar una síntesis en su laboratorio, cree tener autoridad para resolver los más tras cendentales problemas de la vida. Estamos deslumbrados por la intensidad de la luz eléctrica y aturdidos con los silbidos de las locomotoras y esto nos impide ver la claridad y percibir las armonías de los planos superiores de la Naturaleza Yo creo que es necesario que una reacción se produzca. Mucho se ha escrito acerca de la decadencia de la raza latina y de la grandeza y apogeo de las anglo sajonas. En esto hay, en mi sentir, una desiación de criterio y una falta de justicia. La raza latina representa ahora, como antes, el altruismo, la espiritualidad, la fraternidad humana. Puede ser que por algún tiempo nos dominen con los cañones, nos aplasten con las loco.
motoras nos estrujen entre los anillos de hierro de los trusts. Pero para nosotros Italia, Francia y España no dejarán por eso de ser los representanles de todas las grandezas del espíritu y de todos los resplandores del arte.
es, OS er. le. ES Antes de entrar en el desarrollo del tema de mi conferencia creo necesario, para la buena inteligencia de lo que me propongo decir, hacer algunas consideraciones.
Todas las especies vivientes, vegetales y animales, que hoy existen, no son hoy lo que fueron antes. Han ido cambiando de forma, de aspecto, de aptitudes, de cualidades. Las especies primitivas eran más toscas, más grandes, menos finas; los animales eran de un aspecto monstruoso, los homEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica 3021

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