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zas tas la de ara gue calón Teу no COS de luntad, ante las cuales las fuerzas puramente físicas, la del vapor y la electricidad, la del Niagara, la de los huracanes y las tempestades son poca cosa, y mediante las cuales se pueden, según la expresión de Cristo, mover las montañas y dominar Lodos los poderes de la tierra. y hasta los del cielo! Estos poderes psíquicos superiores que caracterizan la especie humana y nos diferencian de los animales, los cuales, mucho mejor dotados que nosotros desde el punto de vista de la fuerza o de las aptitudes físicas, la carrera, al vuelo, la percepción por medio de sentidos en ellos más desarrollados, no han podido producir obra alguna fuera de las que, desde épocas seculares, les señala su instinto. Pues bien, esta fuerza, esta energía superior más sutil, más poderosa que todo lo que en el orden físico conocemos, sería la única excepción en la Naturaleza, siempre viva, siempre renaciente, siempre vibrante, siempre empujada hacia adelante por la ley de la eterna evolución, pues estaría condenada por el más extraño y tremendo de los milagros al aniquilamiento completo después de la muerte, según el con.
cepto materialista, á la evolucion, de un salto, hacia la muerte eterna hacia la perfección suma, según la enseñanza de las iglesias oficiales.
He tenido que entrar en estas consideraciones, porque la naturaleza de mi tésis así lo exige. Siendo la constitución del hombre a la vez material y espiritual, es necesario, al tratar de Antropotecnia, tener en cuenta su doble naturaleza. Parece, después de lo dicho, evidente que el mejoramiento de su parte inferior estará sometido a las mismas leyes que presiden al desarrollo de los animales y de las plantas, mientras que la evolución de su ser espiritual, preexistente al cuerpo material, caracterizado por particularidades que le son propias, individuales, debe obedecer otras leyes distintas de las primeras. Pero si la evolución del ser superior del hombre depende del libre ejercicio de la voluntad, ésta puede ser afectada más o menos enérgicamente según los caracteres particulares del organismo que le sirve de vehículo para manifestarse en el mundo exterior, favorablemente si el organismo es sano, desfavorablemente en el caso contrario. Mens sana in corpore sano Desde este punto de vista, la evolución espiritual del hombre entra también en el dominio de la antropotecnia.
cir etir ro in ca 20 os eау 10 IS El agente más poderoso para el mejoramiento de todos los seres vivos es la elección, para la propagación de la especie, de los mejores reproductores, sea la selección. La selección tiene su fundamento en la ley de la herencia, en virtud de la cual los reproductores trasmiten sus descendientes, con más o menos certeza, sus caracteres propios. La razón de ser de la herencia reside en el hecho de que las células gérmenes que forman el nuevo ser y proceden de su progenitor, son idénticas en ambos y proliferan del mismo modo. La herencia no es, pues, más que un fenómeno de proliferación celular. La herencia permite fijar en la especie las variaciones que sin cesar produce la potencia creadora de la Naturaleza. Selectar seleccionar es, pues, aprovechar, con un fin determinado, y mediante el poder de la herencia, la potencia creadora de la Naturaleza. Es evidente que, tratándose del hombre, podríamos regular, por selección, su perfeccionamiento fisico con una exactitud, por decirlo así, matemática, mientras que su evolución espiritual dependerásobre todo de sus esfuerzos, individuales, de las e 3025
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