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que. las intos ppia e un le la il; la ibia scan tará por odo, roliatía xis ales nteido, proEl principio de la selección de los mejores reproductores que aplicado la crianza de animales á la producción de plantas ha producido en ellos un rápido perfeccionamiento, produciría el mismo efecto si se aplicara la especie humana. Desgraciadamente, nada, casi nada se ha hecho en este sentido y la principal causa de este extraño fenómeno es la importancia exagerada que como agente de perfeccionamiento de la especie se le ha dado a la educación.
Es un hecho verdaderamente digno de llamar la atención el que cuando tratamos de dedicarnos alguna especulación con animales domésticos, ponemos todo nuestro empeño, gastamos todas nuestras energías y nuestros capitales en adquirir los mejores reproductores, selectos, que posean en el más alto grado posible las cualidades que son objeto de nuestra espe.
culación. En los países civilizados, para garantizar a los que se dedican la crianza de animales la pureza de raza y las cualidades de los reproductores, los Estados han establecido verdaderos libros genealógicos donde se inscriben la descendencia y particularidades que les caracterizan, lo que llaman el pedigree. Solamente tratándose de nosotros mismos, del porvenir de nuestros hijos, del de nuestra familia, del de nuestra patria, del de nuestra raza, procedemos en todo con el más inconcebible descuido, con la más incomprensible ignorancia. En las uniones entre seres racionales, cosa extraordinaria, pocas veces preside la razón. En estas uniones preside generalmente el amor ciego, el capricho, el interés y aun la sensualidad y el vicio. Cuando tenemos la fortuna de conocer que proyectamos una unión inconveniente, fiamos, más de lo que debiéramos, en la influencia posible de la educación, influencia que, desgraciadamente, pocas veces deja sertir su efecto. Cuántas niñas enamoradas de hombres viciosos de mala raza, desoyen la voz de su razón y los consejos de sus padres, confiando ellas poder educar, en la intimidad del hogar, al que es objeto de su cariño! EI resultado es que tal educación casi nunca tiene lugar. El hombre vicioso malo se mostrará casi siempre tal como es, obedecerá ciegamente sus impulsos y sus caracteres tendrán que perpetuarse en sus hijos con mayor menor intensidad. Podría creerse que el contraer matrimonio con quien uno lo desea, aunque este matrimonio sea inconveniente, es un derecho natural del hombre de la mujer. Yo no creo esto. Al lado de este derecho está el derecho que tienen los hijos de no nacer con tendencias particularidades que puedan perjudicarles física espiritualmente. Conozco mujeres virtuo.
sas y tiernas, incapaces de hacer el más leve mal ninguno de sus semejan.
tes, que han visto con dolor reflejarse en sus inocentes hijos los vicios o las enfermedades veces irremediables de sus padres.
Si aspiramos constituir una familia sana, robusta, fuerte, elevada en espíritu, debemos prestar a esta cuestión de la elección de compañero y com pañera, la atención que ella merece. No pudiendo aplicar al hombre la selección que se aplica los animales, se sigue que el hombre debe selectarse sí mismo, haciendo que su unión presida la razón y el deber, no la pasión ciega, que debe sacrificarse si fuere necesario. Hay que estudiar los caracteres, las virtudes los vicios de las familias con quienes tratamos de unirnos, con un criterio sereno, antropotécnico, no perdiendo de vista un solo momento los deberes que tenemos para con los que serán nuestros hijos. Los imposibilitados, los enfermos, los viciosos, los que tienen alguna mácula capaz de afectar a los hijos, deberían voluntariamente renunciar al matrimonio.
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eres de de cias feque que neral, len en cas na de деTOS ier 3027 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

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