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Fue por aquellos días, cuando hubo el escándalo, que también, Guillermo, recordarás, en cierto casino. No recuerdo Si, hombre, sí; sobre si era legitima o no lo era la firma puesta en un pagaré por una deuda de juego. Ah, si: pero ¿fué Augusto. El mismo; tanto que estuvo ausente de Madrid una temporada. Volvió y una tarde, en que iba de paseo caballo con un amigo, quiso el demonio que se tropezase con Consuelo que con su madre y novio, volvían de uno de los idilios bucólicos de que he hablado Vy. Abriosele el apetito al egregio varón y puesta como plato especial en el menú de sus conquistas, empezó para Consuelo ua época de prueba y persecución a la que no tenía más dique que oponer que su indomable voluntad.
Misivas, cartas, ofertas, regalos nunca aceptados, promesas, todo en fin lo que constituye el arsenal de la seducción, fué utilizado por Augusto para rendir una fortaleza cuya resistencia le exasperaba más y más. Atrevióse hasta al engaño, valiéndose de una mercenaria Celestina, pero le salió fallido como todo lo demás. Una noche, ya fuera de sí, y después de estar ubservando cuándo salía doña Clara para ir a devolver el trabajo, se atrevió a subir a la habitación de Consuelo, apelando a todas las súplicas y protestas para que la joven le abriera; fué inútil. Ya ciego de pasión y de despecho, otro día se presentó doña Clara y procurando tomar un aire de seriedad y de nobleza pidióle la mano de Consuelo y el permiso para visitarlas. La pobre vieja tuvo un momento de vacilación; pero en cambio, su hija fué tan explícita y categórica que Augusto salió de la casa dándose todos los diablos y jurando por todos los dioses de la Mitologia que, costase lo que costase y sin respeto ninguna clase de consideraciones, aquella muchacha, tan altiva y orgullosa, había de caer de grado por fuerza.
Pero Consuelo, no por temor de sucumbir, sino en la creencia de que el remedio seria eficaz, se las compuso de manera que en ocho días, y sin esperar que el fondo dedicado al efecto se redondease, se celebró el matrimonio y Antonio pasó, de inquilino del tercero, dueño del piso cuarto, dejando disponible su habitación de soltero, en la casa de huéspedes inconsolable la patrona que se hacía lenguas de la formalidad y exactitud pagana de su ex pupilo.
Comprendio Augusto la indirecta, y como en sus planes conquistadores no entraba el azar de un lance con Antonio, determinó dejar correr el tiempo y se distrajo haciendo un viaje Italia con una bailarina del Teatro Real.
Flor de tumba Para Páginas Ilustradas para Anastasio Alfaro Un día lo llevaron al cementerio, lo llevaron dos hombres sobre angarillas y lo echaron en un hueco, lo taparon después con tierra y se marcharon.
Lo dejaron allí solo, porque era un viejo y porque se liabía muerto.
Nadie lloró. Por qué habían de llorar. quién le importa un viejo miserable y estorboso?
Es cierto que tenía un hijo, pero ya se lo había dicho varias veces. papá, usted me fastidia. tal vez murió por no fastidiarlo más.
El pobre viejo no tenía amigos. qué iba tener. la amistad es cosa que cuesta mucho dinero y él sólo tenía una achacosa y arrugada humanidad cargada de años y hastiada de dolores.
Por eso se lo llevaron, le echaron tierra encima y se fueron. allí lo dejaron olvidado, como si el nunca hubiera existido.
como no le hacía falta nadie.
Sin embargo, sobre su tumba hay flores y lágrimas. sí, las lágrimas del rocío de la noche. Sólo la naturaleza no se olvida y hace brotar flores y llora en la tumba de los padres que no tienen hijos.
Luis Dobles Segreda 3061

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