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Tristeza Para Páginas Ilustradas Besar la boca inocente de un niño es una cosa dulcísima la cual nos hemos acostumbrado ann cuando sea poco higiénica. Nadie rehusa ese beso, uno de los más puros que pueden darse y que pueden recibirse. sin embargo, anoche sentí repugnancia ante una boca inocente que extendía sus labios sonrosados pidiéndome un beso.
Estaba en una casa de tolerancia: cinco mujeres, casi desnudas, hacían la corte a un amigo mío, en el cual habían olfateado la existencia de mucho dinero. Yo me aburría; para pasar el tiempo empecé hablar con una chiquitina de seis años, hija de una de aquellas mujeres. La niñita, al principio, me miraba con desconfianza, más tarde empezó sonreir, al fin, me echó los brazos al cuello diciéndome: Quiero pasear en coche! Al oirla, su madre le dijo besándola repetidas veces: Dá un beso al señor y verás como te lleva a pasear en coche.
La niña me extendió de nuevo los brazos, me ofreció su boca purpurina de la misma manera que la madre, pocos momentos antes, había hecho con mi amigo ofreciéndole su cuerpo bien contorneado. entonces pensé en los muchos besos que aquella chiquitina debía dar las diferentes personas que visitaban aquella casa. pensé que los hombres que allí iban no sentían escrúpulos al besar aquella niñita con la boca húmeda aún de los besos de las grandes, de las cortesanas. por eso la besé con disgusto. Ella, la pobrecilla, no tenía culpa alguna; pero me pareció besar una boca en donde se habían posado muchas otras bocas. Sentí la repugnancia que debe sentirse cuando se besan las reliquias que los creyentes adoran en los templos y en los conventos: Ferrara, Primavera 1906.
Fosi Fabio Garnier Página Mendigo ¿por qué tiemblas. Tengo frío. é por qué no te abrigas. ¿con qué. Vente, mendigo, vente al lado mío, Lo que te falta yo te lo daré. Parece que no tiemblas ya, mendigo. No tengo frío ya, Ya no tiembla mi cuerpo so el abrigo Con que cubierto está. Qué feliz eres tú, mendigo mío, Que tan presto remedias tu aflicción. Ah! yo que el corazón hielo de hastío Siento, y frío en el alma. mucho frío. Quién me dará calor? Milc de la Roca Dias enesolano 308
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