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previamente, al traerse la luz, producen sorprendentes claridades. No debe dudarse de la eficacia de una discusión respecto a las causas y efectos de los fenómenos volitivos. Discusión que vaya al laboratorio, la cátedra, al púlpito, al ateneo y la prensa. Vamos en busca de sanas tendencias, de vías que nos lleven al triunfo, de labor que nos redima. la divulgación de las grandes teorías en que se basan las leyes axiomáticas de los cuerpos sociales, es uno de los grandes medios de elevar la raza. Adormecida ésta por creencias que al ánimo son lo que un narcótico al organismo, sólo vemos agitarse la superficie del depósito de nuestras energías, mientras las corrientes profundas permanecen inactivas discurren por torcidos lechos.
Yo mismo quise buscar los remedios salvadores y pensé en las entidades individuales. Encontré los hombres, ansiosos, deslumbrantes, pero sin norma mental colectiva. La evolución télica del sociólogo Lester Ward es una idea luminosa. Es adaptable nuestro problema capital, sea la vigorización de los individuos.
Inyectando en nuestros pueblos las tendencias positivistas, lograremos abonar el terreno para la cosecha de obras tangibles. Necesitamos un extremecimiento, y es que surjan y se propaguen ideas sanas y métodos que vivifiquen. Pero pasemos a la cuestión en sí: Demuestra V, que el pensamiento humano es una función orgánica, y que todos sus fenómenos de formación y acción se concretan al mundo material físico. La ciencia experimental moderna confirma esa tesis.
Salesby, comentando Spencer, dice: Es un hecho indiscutible que el organismo humano, con sus mecanismos y capacidades asombrosas, se de desarrollan en línea directa con una partícula de materia viviente cuyo diámetro no pasa de la cientovigésima parte de una pulgada; de suerte que hemos necesariamente de creer que el pensamiento del hombre tiene un origen tan humilde insignificante. añade: La mente humana se desarrolla en asociación con una partícula de protoplasma apenas perceptible la simple vista.
He aquí el punto capital. He aquí la base de la enseñanza científica que ha de traer la evolución télica de nuestros países. Hacen gimnacia los jóvenes porque saben que con el ejercicio físico se desarrollan sus músculos.
Pero fe creyeran que ese desarrollo se debía influencias extrafísicas, que los tendríamos esperando, de esferas providenciales, la soltura de sus miem.
bros, la ligereza de sus piernas y la agilidad de sus brazos.
Hoy se impone la verificación científica de todos los axiomas y de todos los principios. Es imposible mejorar la especie sin mejorar los individuos imposible también lograr esto último, sin conocer los fenómenos del pensamiento humano. Pudiendo encausar las emociones y las ideas de los individuos, se pueden encauzar sus actos. Si en el crepúsculo de una idea filosófica mal sentada creemos, por ejemplo, que sólo debe educarse la razón, erramos. Protegidos meramente por la fuerza del análisis y de la conclusión lógica, queda el hombre como automóvil sin freno en rápido declive cuando su naturaleza emotiva despierta y ofusca la fuerza directriz de la razón. He aquí cómo se ha venido comprobar que tanto precisa educar la emoción como el intelecto.
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