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Cuatro días después de la tarde en que nos hizo la revelación de su contrariedad, se presentó a la madrugada en nuestro dormitorio, rebozante de alegría y trayendo en la mano una botella de licor. Vengo, nos dijo, que apuremos un trago a la salud de Morfeo, el dios de los sueños!
Interin, nos refirió que había soñado buscando el error y que lo había hallado en determinada página.
Su emoción fué tan intensa, que despertó súbitamente; se levantó, corrió al escritorio, abrió el libro, y en la página determinada vió con los ojos de la realidad el error mortificante.
Por ese entonces el incidente fué para nosotros una mera casualidad; pero más tarde, cuando leímos Ribot, nos convencimos de que el citado fenómeno era un efecto de la cerebración subconsciente.
El autor citado registra entre otros muchos un caso muy semejante al que dejamos narrado. Se refiere a una dama que perdió en un parque un soberbio anillo de diamantes. Tres días duró buscándolo en aquel sitio con gran cuidado y sin resultado alguno. La noche del último día soñó que su anillo estaba metido entre una grieta, al pie del banco de piedra en que ella acostumbraba sentarse. la mañana siguiente recordó su sueño con gran nitidez, y llena de confianza salió con precipitación hacia el parque, fué directamente al banco, y allí, en su escondrijo encontró la preciosa joya. Dice Ribot que la dama, al buscar el anillo lo miró varias veces, pero no lo vió sino durante el sueño, es decir, el ojo recibió la impresión en forma subconsciente, y ésta no adquirió la fase psíquica sino al cabo de unos pocos días. La misma explicación tiene el primer caso citado.
Cabe aquí hacer notar de paso una observación sobre la sinonimia de muchos verbos. Mirar, por ejemplo, significa la acción mecánica de los ojos, y ver, el acto consciente. Esta circunstancia llamativa, pone de manifiesto esa hiperestesia de la conciencia popular, que se anticipa siempre diferenciar instintivamente los fenómenos, que más adelante ha de verificar la observación científica El cerebro es un complicado laboratorio de ideas; allí llegan las sensaciones unas veces claras y distintas, otras, oscuras y difusas; pero es lo cierto que estas últimas, experimentan allí transformaciones y metamorfosis sorprendentes; allí se ordenan, se completan y se purifican, para entrar luego en los dominios de la conciencia. Son éstos los fenómenos de la cerebración subconsciente, tan sabiamente estudiados por Ribot.
De ellos pueden dar buena fe las personas estudiosas. Cuantas veces, se leen libros y se estudian asuntos complicados sin resultado inmediato alguno, es decir, sin que se hayan comprendido, pero, algún tiempo después, esos conocimienros aparecen en la conciencia con gran claridad y con una concisión que admira.
En las inteligencias geniales los fenómenos de cerebración causan muchos desórdenes funcionales. Cuentan que Newton padecía vértigos cuando una idea elaborada surgía en su conciencia, y que pasado ese alumbramiento, como una madre cariñosa, se deleitaba en la contemplacion del fruto exu berante de su masa encefálica.
Los estudios de psicología positiva cada día presentan mayor interés y colman de inefables satisfacciones los nobles esfuerzos del espíritu investi3115
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