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rrando los continuadores de esa labor y que, medida que van a pareciendo van modificando el concepto que de la vida, costumbres y grado de adelanto alcanzado por él se ha tenido. Pues bien, ese trabajo, magno por la utilidad importancia que para la historia envuelve y por las dificultades, casi insuperables, que lo han rodeado, no habría sido posible efectuarlo si no existieran monumentos que, desafiando la acción destructora del tiempo. han mantenido vivo su recuerdo. Las pirámides, los obeliscos, las esfinges. las calzadas, las tumbas que guardan los sarcofagos de sus reyes y las ruinas que de sus templos y panteones se conservan, permiten apreciar hoy la magnitud de su grandeza, cuáles fueron sus tendencias más marcadas, que influencia ejerció en los pueblos de su época, qué grado de adelanto alcanzó, cuál fué su culto y hasta qué ciencias fueron las predilectas de ese pueblo, del cual se puedecir que dió vida a la corriente civilizadora que inició el estudio de las ciencias exactas. Sí, la huella impresa por el brazo vigoroso de los obreros egipcios ha hecho imposible que se borre de la historia el recuerdo de su nación; ellos debemos todos, casi todos. los estudios que de su civilización se han hecho y sobre la que descansa en gran parte, la de nuestros tiempos, especialmente en lo que corresponde a los progresos científicos. Estudios recientes tienden a demostrar, con visos de verdad, que las grandes pirámides no fueron construídas, como por espacio de mucho tiempo se ha creído, únicamente para perpetuar la memoria de los reyes cuyos sarcófagos iban a guardar: la observación de ciertos detalles que durante los siglos trascurridos no han llamado la atención, hasta el extremo de no darles importancia, la lecho surgir la idea nueva de que ellas, especialmente la de Cheops, fueron hechas expresamente para servir de templo en donde se tributaba culto la ciencia: la perfecta orientación de los cuatro lados de su base en relación con los cuatro puntos cardinales, la disposición calculada de sus galerías, los huecos ventanas exteriores, que parecen obedecer una inteligente combinación con los detalles de la estructura interior, tienden demostrar que, en todo ese conjunto, exista relación perfecta con el estudio de la astronomía y de la geometría, que eran las ciencias predilectas de los sacerdotes egipcios: después de largos y detenidos estudios se ha logrado comprobar también que muchos de esos detalles son unidades comparativas que los sacerdotes utilizaban en sus cálculos astronómicos y geométricos.
Preocupa pensar que aquellos oscuros obreros, inclinados bajo el peso de ruda labor. venciendo dificultades para nosotros desconocidas, al colocar piedra sobre piedra y al levantar una hilada y otra hilada, soportando la quemante lluvia de los rayos del sol de aquellas latitudes, estuviesen escribiendo en caracteres, los únicos que el tiempo había de respetar, la historia de su patria, y que de sus obras había de surgir, cuatro mil años más tarde, la imagen con todos sus perfiles de la sociedad de aquellos tiempos, siendo perfectamente posible buscar en ellas, como entre las páginas de un libro, los datos más importantes de su vida, cristalizados en esas gigantescas construcciones, que con su imponente magestad han venido pregonando las maravillas de la civilización antigua.
He aquí señores, al trabajo sirviendo de telescopio que acerca y agranda, de modo que podamos apreciar detalles, un pueblo de quien nos separa un abismo tan grande de tiempo como grande es el abismo de distancia que nos encontramos del sol: al trabajo sirviendo de lazo 3128
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