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engrandecimiento, en el auge de sus industrias, en el ensanche de su comercio, en el poder deslumbrador de su riqueza, en la comodidad y bienestar de suis sociedades, con el concepto histórico que lega las generaciones venideras, en una palabra, en la felicidad individual y colectiva de sus habitantes; pero no son sólo esos los campos en donde su concurso deja sentir su hienbechora influencia: las manifestaciones del espíritu, las concepciones de lo ideal tienen en él un traductor fidelisimo que sabe plastificar los sentimientos y encarnar, lo mismo las virtudes que las pasiones, comunicándole vida a la materia inerte y obligándola expresar, por medio del arte, las sensaciones dei corazón y los reflejos del espíritu.
En apoyo de las afirmaciones que este nuevo aspecto del desarrollo de la tesis me obliga a hacer, citaré como ejemplo un pueblo que, cual un foco potente enclavado allá en el fondo oscuro de las edades, proyecta a través de ellas el haz brillante de sus luminosos rayos; es el pueblo heleno, cultivador entusiasta del arte en todas sus manifestaciones, que nos presenta el cuadro liermoso de una civilización deslumbradora, de donde arrancan, como de su núcleo natural, todos los adelantos en esta materia, que con orgullo ostentan las sociedades modernas. Tuvo en su seno cuanto existió de grande en su época: todas las manifestaciones del arte, todos los progresos de la ciencia, todas las profundidades de la filosofía, todos los arranques del valor, todos los sacrificios del heroísmo, todos los desprendimientos generosos, todo cuanto encierra de grande y de bueno el amor la patria, todos los impulsos de mejora, todas las severidades de la más austera moral, todos los entusiasmos locos de una raza ardiente y soñadora tuvieron representación cumplidísima en el pueblo griego, cuna del arte y de la ciencia: dictó leyes y proclamó principios que no han sufrido alteraciones con el tiempo ni han podido modi.
ficar, sustancialmente. las modernas conquistas; de la mano de sus artistas salieron creaciones que han mantenido seguirán manteniendo.
indefinidamente, su prestigio de modelos, por la belleza inimitable de sus líneas. el acabado intachable de su ejecución.
Pocos pueblos han existido sobre la faz de la tierra que tengan tantas reliquias que pongan de relieve su imaginación ardiente y su cariño tan profundo por lo ideal como el griego, y es por esto tal vez, por lo que es el único también, que ha conseguido para sus creaciones fantásticas y sus divinidades mitológicas la inmortalidad de que disfrutan siis producciones en el arte y en la ciencia. El triunfo de sus artistas.
que la resistido el quilateo de las civilizaciones posteriores a la suya.
ha consistido en que ellos fueron los únicos que dispusieron del mágico poder de materializar, metiendo dentro del contorno de sus esculturas, con igual facilidad, la imagen de la virtud que la expresión de la sensualidad del vicio, lo mismo la pena que amarga la existencia, que el sentimiento del placer. El burii de Agesandro haciendo surgir la vida de la materia inanimada y rígida, obligando a la dura roca sentir las palpitaciones del coraje y los desfallecimientos de la impotencia, llamando la superficie de los contornos oleadas de sangre tensiones de nervios, que parecen agitados impulsos del dolor y contraídos por los estertores de la agonía, en su inimitable grupo de Laocoonte; el cincel de Phidias, recorriendo con deleite, con sensualidad de sátiro, las curvas tentadoras y divinas, las turgencias palpitantes y provocativas del cuerpo idealmente bello de la diosa madre de Cupido; extrayendo de las entrañas del frío mármol las tibias formas de la hembra cuya vista enardece los sentidos, 3132
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