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Crónicas internacionales Especiales para Páginas Ilustradas Mr. Staed es un famoso periodista inglés; apóstol de la paz, enemigo declarado de todo lo que sean procedimientos de fuerza incansable propagandista de la concordia. Con tal manera de ser, ya puede adivinarse que le ponen nervioso los modernos armamentos y que cada vez que se descubre un nuevo mo do de reventar al prójimo, aislada o colectivamente, al buen Staed se le paran los pelos, como diría algún Goyo de por ahí.
siguientes reflexiones: El fracaso de la Conferencia de la Haya, el muchs Pues bien; el amigo Staed va y en un periódico, de los de acá, suelta las afán con que todos los países se apresuran adoptar para la guerra, es decir, para el ataque la defensa, todos los inventos nuevos susceptibles de aplicarse al Ejército o la Marina, indican claramente que hay que renunciar, por ahora, al reinado de la paz Llorar como Jeremías por la ilusión perdida no aprove.
cha a nadie y aburre muchos. Ponderar las catástrofes económicas que han de originar esos gastos, puede dar mejor resultado. Pero para ello sería necesario que la inmensa mayoría de los hombres pensaran por cuenta propia o comprendieran cuáles son sus verdaderos intereses. Alemania no quiere desarmar: prueba evidente de que no se contenta con lo que tiene. Quiere conquistar nuevas colonias o quiere imponer su ley otros pueblos. El almirantazgo alemán ha publicado estos días una nota, reproducida por toda la prensa europea, explicando que en 1920 dispondrá de una flota más formidable que todas las que existen ahora. Esto quiere decir que Inglaterra se verá obligada construir doble número de acorazados, cruceros, destroyers, torpederos, transportes, etc. ete, que la nación que quiere rivalizar con ella en la inmensa extensión de las aguas. Esto significa que las cargas que soportan los contribuyentes, en vez de aligerarse se harán más pesadas en 1920 y, según todas las probabilidades, durante más años todavía. Esto indica que todos los demás paises tendrán que imitar la conducta de Alemania y de Inglaterra, si desean conservar el puesto que ocupan. Los Estados Unidos y el Japón se arman hasta los dientes, se preparan y en sus astilleros y arsenales se trabaja febrilmente. Rusia reconstruye su flota: en Francia se votan nuevos créditos para la marina, y en todas partes en todas las naciones más adelantadas se gasta un dineral en adquirir y perfeccionar los dirigibles que, andando el tiempo, prometen acabar con todas las naves que surcan los mares; con las de guerra, cuando menos.
Durará muchos años esta emulación insana. Consumirán todavía muchos miles de millones esos armamentos. Qué catástrofe es necesaria para abrir los ojos los hombres. Qué espantosa carnicería procederá al desarme? Lo único que se advierte de un modo claro, preciso, irrefutable es que el sueño de algunos hombres generosos y clarividentes, que pensaron poder morir después de de ver la paz reinando en la tierra, se ha disipado sin dejar otro rastro que el recuerdo da una tentativa tan noble como estéril.
Muy bonito. verdad?
Pues todas esas jeremiadas del Mister tienen por causa las pruebas que se han hecho del Tartar: un apreciable y distinguido torpedero que ha alcanzado una marcha de 34 millas y media. 61 kilómetros) y de una no menos honorable ametralladora que chorrea 460 balas por minuto.
El Tartar es el rey de los destroyers. Tiene algún tonelaje más que sus colegas: mayores medios ofensivos y su velocidad le asegura una superioridad sobre todos los buques similares a quienes quiera combatir. Con unos cuantos Tartares puede reirse Inglaterra de los progresos de la flota alemana y hasta de los peces de colores. No hay, hoy por hoy, escuadrilla de torpederos que pueda resistir el ataque de un par de Tartarines de esos. Su armamento es formidable y en un decir Jesús, y sin decirlo, pone fuera de combate algunos de sus apreciables enemigos.
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