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esperanzas, todos los anhelos, todos los propósitos que perfilan el al ma moderna.
De ahí el valor de sus versos, que revelan la vez un gran corazón acrisolado en el ejercicio de una vida digna y sabia. com mo que piensa dentro del radio de acción de sus meritísimas conviccio: nes. que lo único que no deja beneficio al espíritu es la falsedad, es la vulgaridad, es la pasión fanática, es el sermón del clerizonte zati sin sinceridad ni delicadeza, es la mentira del jacobino sin elevación ni cultivo; mientras comprende que siempre hay algo que aprender en lo que piensa y siente sobre las cosas superiores, un alma lealmente ena morada del bien y de la belleza. sus Cantos de Vida revelan que él ha comprendido la hermosa misión del poeta moderno, y lo demuese tra en Musa Nueva, prólogo del bello libro y del cual tomo al azar estos versos: Si sufres, si no encuentras consuelo ni esperanza es culpa de tu vista cansada que no alcanza la bella lontananza que muestra un porvenir de más altos empeños, de ideales más fecundos para estos viejos mundos que empiezan a vivir.
Los únicos paisajes que miras, son aquellos que hace siglos de siglos se tienen como bellos, como bellos no más: te embebes en las viejas, borrosas perspectivas que idearon tus abuelos, visiones fugitivas que ya deben pasar.
Si vieras, cuántos, cuántos tesoros la materia abriga, cómo bullen en esa grande arteria ignorados, encantos que es fuerza descubrir!
Entre el mentido sueño de la Naturaleza se agitan grandes fuerzas de insólita belleza.
Me comprendes al fin?
Gastáis los hombres toda vuestra existencia en vanos remedos, váis en filas atados por las manos con bejucos de miedos que os impiden salvar las frágiles murallas de cartón, que los años respetan. es preciso romperlas. Cuántos daños no han hecho al mundo ya?
Alzáis la vista, en torno vuestro delirio finge siluetas pavorosas. La vida no es la esfinge muda que imagináis, os habla y os invita y os llama con acentos de amor, que vuestros rudos y esclavos sentimientos no saben apreciar.
Redimete y redime también la inteligencia todos los qne viven llorando una impotencia no confesada, llena de fingido dolor; eleva ante sus ojos los bellos oriflamas del pensamiento nuevo, radiante como llamas de incendio.
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