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Palique decadente Muy especialmente escrito para PÁGINAS ILUSTRADAS me dijo: guió: Yendo en el ferrocarril de San José Limón, me encontré con un antiguo amigo oriundo de la metrópoli costarricense, y recordando con él en sabrosa plática, cosas viejas, pasé unas cuantas horas, y maté así el tedio consiguiente a ia larga travesía. Por último inquirí de el algunas noticias acerca de la original asociación de La Lechuza, de cual había oido ya algunas versiones por demás peregrinas. Mi espiritual compafiero de viaje sonrió maliciosamente y Véngase un día Cartago y lo iniciaremos en sus misterios y verá qué buenos ratos pasa. En seguida prosiMis amigos y fueron los iniciadores de ese nuevo culto. Una lechuza perfectamente disecada y puesta en un pequeño y artístico valdaquino, es el ídolo de la congregación que tiene sus preceptos y su ritual. Cuando por ejemplo, en altas horas de la noche salimos con ella en procesión por algunas calles de la ciudad, los acompañantes deben instruirse de antemano en las ceremonias del dia. Que se divisa una luz, que un profano se acerca, que canta un ave lo lejos, si una nube oculta el alfa del Centauro, si Aldebarán no brilla, etc. etc. se pronuncia por todos la palabra sacramental el acompañamiento se detiene por breves momentos para hincar una rodilla en tierra, descubrirse mirando al norte, al sur, al oriente al poniente, cantar una plegaria mirando la estrella del caso. y ha habido ocasiones de tendernos cuan largos somos, frente en tierra, sobre el agua el lodo si ha llovido, porque la liturgia es inflexible para los iniciados. De éstos, hay algunos tan fervorosos por el nuevo culto, que se entregan por largas horas arrobamientos místicos increibles. En fin, vaya un dia y verá, concluyó el amigo, que tan pronto reía como hablaba con seria unción de fanático creyente.
Muchas personas han visto en estas prácticas motivos para jolgorios y parranda. Acaso no les falte razón; pero parando mientes en ello, y juzgando las cosas con seriedad y con un criterio más alto, vislumbramos en tales extravagancias, mucho de ingenuidad, la cual achacamos anhelos místicos de personas educadas en la rigidez de las prácticas del catolicismo, dotadas al mismo tiempo de alguna cultura intelectual, fruto de lecturas mal escogidas, y que ya en su juventud han perdido la fé y dado al traste con sus pristinas creencias y con el mas allá que ellas pregonan: en fin, estetas sin cultura científica quienes el atavismo mistico lleva tales aberraciones.
Antojasenos ver en este orden de fenómenos que analizamos, lo que pasa con la flamante facción literaria que justamente se ha bautizado con el apropiado término de decadentismo que, en consecuencia, viene a ser una resultante de esos anhelos de liberación que se ven bullir hoy en todas las actividades del organismo social, con la ventaja ina preciable para todos los que la profesai y sostienen, de producir una literatura fácil y barata, tanto más, cuanto uno de sus corifeos, Oscar Wilde, lo dijo enfáticamente: La mayor gloria para el poeta consiste en no ser comprendido.
En los pocos años que llevamos de la presente centuria, ya experimentamos la crisis de los quebrantos que sufrió el sentimiento estético en el último cuarto de la pasada, habiéndose reproducido el mismo fenómeno ocurrido en España con el gongorismo, y con la Plé.
yade en Francia, durante el apogeo de las literaturas de ambos países: pero por fortuna, es ya notorio el hecho de que la nueva plevade de escuelas de que se plagó la Francia, que es como decir el mundo, en las postrimerías del siglo xix, ya va quedando la vera del camino.
De paso sea dicho que ese maremágnum de escuelas, esas aberraciones del gusto de que hablamos, son explicales en un país como aquél cuya evolución data de muchas centurias, país pletórico de intelectualismo y preocupado por tantos y trascendentales problemas como en él se plantean y se suscitan en los tiempos modernos; y porque es tu hecho que las sociedades que ascienden por ley natural se desbordan. y por eso no nos explicamos ese fenómeno en los jóvenes países de América, como no sea por un servil espíritu de imitación. ya lo dijimos, esa factura es fácil y barata.
Para corroborar muchos de nuestros asertos, trascribimos en seguida los siguientes hechos apuntados por el sesudo escritor colombiano Carlos Arturo To.
tres, en sus notables Estudios literarios.
Es curioso ver la manera como se calificaban entre sí los literatos de las 3231

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