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La lucha del estilo Qué portentosa transformación ajusta penosamente, en el mosaico la de las palabras, mansas, inertes, de su corrección convencional, palaen el rebaño del estilo vulgar, cuando bras que no ha humedecido el tibio las convoca y las manda el estilo del aliento del alma. Eso seria comparar artista!
Desde el momento en una partida de ajedrez con un comque queréis hacer un arte, arte cor bate en que corre la sangre y se disporeo y musical, de la expresión, hun puta un imperio. La lucha del estilo als en ella un acicate que subleva es una epopeya que tiene por campo todos sus impetus rebeldes. La pala de acción nuestra naturaleza íntima, bra, ser vivo y voluntarioso, os mira las más hondas profundidades de entonces desde los puntos de la plu nuestro sér. Los poemas de la guema, que la muerde para sujetar.
la; disputa con vosotros, os obliga que la afrontéis, tiene un alma y una fisonomía. Descubriéndoos en su rebelión todo su contenido íntimo, os impone menudo que le devolváis la libertad que habéis querido arrebatarle, para que convoquéis otra, que llega huraña y esquiva, al yugo de acero. veces hay en que la pelea con esos monstruos minúsculos os exalta y fatiga, como una desesperada contienda por la fortuna y el honor. Todas las voluptuosidades heroicas caben en esa lucha ignorada. Sentis alternativamente la embriaguez del vencedor, las ansias del medroso, la exaltación iracunda del herido.
Comprendéis, ante la docilidad de una frase que cae subyugada vuestros pies, el clamoreo salvaje del triunfo. Sabéis, cuando la forma apenas asida se os escapa. cómo es que la angustia del desfallecimiento embarga el corazón.
Vibra todo vuestro organismo como la tierra estremecida Lia Margarita Alvarado Bonilla por la fragorosa palpitación de la Fot. Robert batalla. Como en el campo don rra no nos hablan de más soberbias de la lucha fué, qued an después energias ni de más crueles encarnilas señales del fuego que ha pasado zamientos, ni en la victoria de inás en vuestra imaginació estros altos y divinos jubilos. Oh, Iliada nervios. Dejáis en las ennegrecidas formidable y hermosa, Iliada del copáginas algo de vuestras entrañas y razón de los artistas, de cuyos ignode vuestra vida. Qué vale, al rados combates nacen al mundo la lado de esto, la contentadiza espon alegria, el entusiasmo y la luz, como taneidad del que no opone la afluen del heroismo de la sangre de los cia de la frase incolora, inexpresiva, combates verdaderos! Alguna vez ninguna resistencia propia: ninguna has debido ser escrita para que, naaltiva terquedad la rebelión de la rrada por uno de los que te llevaron palabra que se niega dar de si el en sí mismos, durase en ti el testimoalma y el color. Porque la lucha nio de algunas de las más conmovedel estilo no ha de confundirse con doras emociones humanas. tu Hola pertinacia fría del retórico, que mero pudo ser Gustavo Flaubert.
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Fosé Enrique Rodó

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