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Holgárame de que la ilustre Diosa a place en lo deforme, clo abrupto, lo conviniera conmigo en que así como un inmoral y lo asimétrico, por donde se batallón de infantería puesto en marcha puede conjeturar la completa desnatu.
por cuartas, desplegado en línea de ralización del arte que no tiene por obje.
batalla. o desfilando a dos en fondo, to sino la expresión armoniosa de lo be.
siempre ha de constar de un número de11o, nunca de lo feo y lo inmoral, si no es terminado de cuartas, así también los cuando puedan servir de sombra para versos castellanos, ya se escriban en que más resalten la belleza la virtud.
forma de estrofas, o y se coloquen en Bello es el lirio que se yergue la orilla una sola linea, siquiera sea tan larga codel arroyo y abre simétricamente los mo la distancia del Chimborazo los pétalos en torno de su tallo. Deshojadcuernos de la luna, los versos, digo, lo, y el cáliz, que se os antojaria la estre siempre estarán necesariamente separalla de un jardin de ensueño, al perder dos por sus pausas métricas. Porque, en su simetría, perdería al punto su hermo.
suma, los versos no son versos porque sura. Porque como asienta don Eduardo se los coloque unos debajo de otros, de la Barra, nada irregular es bello en una sola linea sino por los acentos y La poesia hoy llamada modernista. cola medida. así me punga el «Prólomo si lo exótico, lo ilógico y lo desapacigo del Diablo Mund en forma de proble y falto de ideal, no fueran cosas del sa y no por eso habrá llegado escribir tiempo de Mari Castañia: como si no huversos con la medida de un capítulo, si bieran existido el culteranismo, el maria120 que srán siempre tantos cuantos nismo, el eufoismo en las pretéritas edasean las pausas métricas que les corresdes. digo, pues, que esta poesía sin pondan respectivamente. Tampoco tie ritiro ni médula se me antoja como un ne nada de nuevo semejante novedad; árbol estéril que no da flores ni frutos, pues ya en los comienzos del Arte, vg. sino solamente hojas, y por donde habrá en el Mio Cid (siglo XII a XIII. y en de caer bajo la sentencia evangélica que las antiguas gestas, se escribieron así reza: todo árbol que no da fruto arranlos versos, como que aun no se había fija cado será de raiz y consumido al fuego.
do el ritmo de la versificación castellana. Además, no hay tal poesía vieja ni moLo propio digo de la moda, hoy tan derna. La poesía es siempre joven: socorrida de versificar en alejandrinos, semejanza de la aurora, primera risa del que ojalá fueran como los de Segura de cielo en la primera mañana del mundo, Astorga o de Berceo en lo antiguo, Co cada día nos sorprende con la eterna no.
mo los de Zorrilla o de Mármol en la pa vedad de su belleza La Musa, ir sada centuria. no los que se usan ahoguiéndose con apolineo gesto, muestra ra tan desmayados y sordos como sona asen ir mis palabras, sonrie con aire jas de hojalata taflidos de cimbalos de satisfacción y me hace ver que, si cascados; olvidando que en la lira caste alguna vez pudo pagar tributo a la mo.
llana han vibrado con música deleitosa da decadente, ella conoce bien los camicomo en ninguna otra lengua, inclusive nos que trajina, y por donde la poesía la italiana, todos los metros con que el suelta su cabellera constelada de luceros mismo Apolo pudiera encarecer su cita y vuelca su cornucopia rebozante de flora de oro. Nuestra época de visible de res de primavera. Porque desdeñando cadencia moral, filosófica y artística (co lo afeminado y lo cursi, lo extravagante mo que carece de ideales) rece que se y vacuo, ella «Ama la fuerza del halcón que sube después de herir al áspid las entrañas, ama el cóndor que asciende hasta la nube salvando la altivez de las mantañas; el águila caudal que en el vacío se dora con la gualda del celaje, y el impetu colérico del río que canta su soberbia de salvaje.
Ama los nimbus de gloriosa lumbre y el vue o vencedor de las gaviotas, ama el triunfo que lleva hasta la cumbre, aunque se gane con las alas rotas»
Sí! ése el verdadero metro, ése el licán; en que hizo Herrera resonar los glorioso endecasílabo de la lírica subli gritos de victoria de Lepanto lloró me la epopeya, de la tragedia o la bu Rioja. sobre los campos de soledad cólica; el verso rey de los idiomas mo y los «mustios collados» de Itálica y dernos, que introdujeron al castellano mostrando «á Fabio» lo peligroso, de Boscán y Garcilaso; el verso en que las «espera zas cortesanas. convidole cantó Ercilla ei valor de su gran Caupo buscar el sosiego dulce y caro; el mis. Hoy es cosa va averiguada que la elegia a las Ruinas de Itálica es obra de Rodrigo Caro. del та de y SE nos alej o int asf de bien del 3282

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