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cacia para impartir vigor al espíritu de confraternidad latente que los tratados facticios en que se estipulan acercamientos imposibles, desde que en ellos falta el vinculo de los intereses materiales, el único en que hallaréis un principio de virtualidad para establecer cohesión efectiva y sólida entre los pueblos que pactan uniones.
La unión política de Centro América seguirá siendo una utopia, no embargante el afán bonachồn con que por ella especulan nuestros ilusos Mauziais; pero la confraternidad hu.
mana, esa sí, se hace sentir y se extiende como un viento de lo alto por toda la geografía del globo.
verdad no Enrique Montealegre Enrique placencia servil, el sentimiento cobarMontealegre de se confabulaban desde antes de era un filósofo que no había aprendiCristo para tratar a la justicia do con ningún escritor la triste filoso como una intrusa en los tribufia de que su espíritu maleante se ha nales de hombres. Por todo esto, llaba bien saturado. Para adquirir es verse postergado en te conocimiento tuvo una maestra le sorprendía; pero lo que sí nos tan segura como implacable: la Vida. causaba sorpresa los demás es que En realidad, la vida es quien nos tal cosa él no le escociese ni poco alecciona constantemente, haciéndo ni mucho. He allí su filosofía. No se nos ver con descarnada y fea desnu dirá ahora que caprichosamente yo le dez el lado humano de las cosas, que atribuyo al buen Macho su calidad la imaginación nos presenta por el de filósofo.
lado bonito y engañoso, producto de Hay en la vida de Enrique Montesus artificios y embelecos.
alegre, así pues, un toque mundial La verdadera filosofía no consiste, que con vivo requerimiento solicita sin embargo, en advertir y reconocer nuestra atención al recordar punto las mil perrerías que la insigne maes por punto el carácter del amigo malo tra descubre a través de los tram grado que en la grandiosa inmensipantojos con que la loca de la casa dad del Cosmos como una nebulosa nos lleva dulcemente al despeñadero: se diluye se anega: porque no deciertamente. cómo dejar de advertir bemos, no, ver desaparecer a los y reconocer las tretas de la vida en hombres con el desenfado con que en mitad del chispero que nos salta las aguas de una laguna veriamos los ojos con cada jicazazo de la buena desaparecer la piedra que cae; en toseñora? La verdadera filosofía con do hombre que de entre nosotros dessiste en no patear como un energú aparece hay para los que le sobrevivimeno contra las fatalidades de orden mos alguna enseñanza; sus errores y social que nos salen al camino, como sus miserias, allá se queden con él en esfinjes irónicas. Precisamente, esa la tumba como producto fatal ineviera la filosofía risueña y sesuda que table de su conformación fisiológica y practicaba el buen Macho.
del ambiente social que en ella proAbnegado, generoso, leal, inteligen vocaron secreciones malsanas; que te, estas cualidades oscuras informa no pocas veces caemos porque nos ban en un todo el espíritu de sus re empujan, antes que por debilidad de laciones. Cualquiera otro se habría nuestro sistema.
extrañado, por lo menos, de no sur Enrique Montealegre no sólo nos gir la superficie sobre los hombros deja como enseñanza la suave y desde estos atlantes. El no. El tenía deñosa filosofía con que él afrontaba por cosa natural que la fortuna les las burlas irónicas de la suerte: tamsonriese como cualquier pendanga bién con su ejemplo podríamos aprenlos embaidores de oficio. El sabía der ser amigos serviciales y abneharto bien por historia y por vista de gados: porque este excelente mozo ojos que el cálculo mezquino, ia com parecía experimentar satisfacción 3290
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