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08 una lanza caña de pescar: por otro nombre torpedo, por el sopor que causa. se parece en la hechura las anguilas, y erece mucho más que ellas; los he visto del grueso de un muslo, y de más de una brazada de largo; sólo en los lomos tiene carne muy gustosa, pero muy llena de espinas, que rematan en horqueta; el resto de su cuerpo todo es manteca muy blanca; no tiene agallas y en su lugar tiene dos como orejas, de color rosado, y en ellas reside la mayor actividad para entorpecer, tanto que después de muerto le manosean y cortan los indios para poner en la olla para asar, sin sentir ya temblor; pero si le tocan las orejas, todavía tiemblan y se entorpecen. Todo su cuerpo es sólido, menos un corto geme más abajo de la boca, donde no se halla tripa alguna, sino sólo el buche, inmediatamente el desaguadero de las heces.
En el charco remanso del río, donde ellos andan, no paran ni caimanes, ni otros peces grandes por el miedo que tienen los tembladores. El modo que tienen de pescar peces medianos es arrimarse ellos de paso, los atonta y se los traga su gusto; pero más gustan de sardinas menudas y es curioso el modo con que las pescan: y es que en reconociéndolas las va siguiendo hasta cerca de la barranca y al punto hace de su cuerpo un semicirculo, fijando la cabeza y la punta de la cola contra la barranca, y todas aquellas sardinas que tocó al formarse y las que pretendiendo salir del semicirculo tocan con él, todas se quedan entorpecidas, y boca arriba tanto tiempo, cuanto ha menester para engullfrselas todas: digo engullir, porque no tiene dientes, La payara es de los peces más hermo sos de aquellos ríos, de buen sabor, y algunos ilegan crecer tanto, que pe san veinticinco y más libras, pero por más que crezcan, dan unos brincos de más de una vara fuera del agua, y si alguno de los que van en la canoa tie nen jubón, ceñidor ropa colorada en el cuerpo, da la payara el salto y que da colgande de la ropa que mordio: es.
tas se pescan sin anzuelo, su golosina es la soga, y sus largos y agudos colmillos el anzuelo con que pierden su vida. El modo de pescarlas es: atan en la punta de un palo un retazo de bayeta sarga colorada y se la van mostrando, desde la orilla del río desde la canoa, y van saltando y pren.
diéndose como dije, porque fuera de su dentadura, que es larga y sutil, los colmillos de la quijada inferior son tan largos, que por los conductos que Dios les hizo por entre la cabeza, le van a salir las puntas junto a los ojos, por lo cual cierra como con llave, y siendo ropa la que muerde, como no puede cortarla del todo, queda aprisionado con sus propias armas. Al contrario sucede cuando de repente da un salto y al pobre indio que va remando pescando desnudo, según su costumbre, de im proviso le arancan un pedazo de carne de la pierna de un muslo, cosa que sucede muchas veces. Dejo otras plagas de agua, lo uino, porque no son considerables, y lo otro por no ser moles.
to. Del Orinoco Ilustrado. Tomo II, página 238. La presencia de su alma Para Páginas Ilustradas Pienso en ella y la siente mi pasión, porque se ha ido, en un dolor sin fin, nos la advierte llegar mi corazón en un vago perfume de jardín.
Del Angelus se escucha el triste son, muere el sol en un trágico confin, y sube hasta mis labios la oración.
Me besa con su aliento de jazmin y la siente marchar mi corazón en un vago perfume de jardín.
Luis Rosado Vega 1908 Mexicano 3302
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