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tran vimi tud, en la esfue un para 3MAR der hern Sias tiene algo dulce que hace compren do se vive sin esperar recompensas más der la belleza de la vida cuando se sabe menos merecidas en sitios más o me dedicarla los buenas acciones y cuan nos imaginarios: Me basta, para la gloria muda de mi ambición, tendido sobre la arcilla ruda que holló mi planta siempre, saber lo que le cuenta la savia engendradora la raíz sedienta; oir el rumoreo del encinar futuro en la simiente muda; bajar al reino oscuro del porvenir; ser hombre, ser hijo, ser esclavo, ser bardo, serlo todo por este pueblo bravo, por este mundo nuevo sumido en la penumbra, que desde el alto polo la Cruz del Sur alumbra; por esta virgen ruda que adora mi alma inquieta con fiebre evocadora de amante y de poetal DEL MAR LA MONTAÑA tiene cosas una mujer pobre y sola que ha tenido encantadoras. Recordaré El Caracol, un momento de debilidad del cual nace hermosa composición que liace pensar un hermoso chiquitin. Encontramos en las bellas estrofas de Giovanni Pascoli descripciones maravillosas en La here.
lo mismo que Narcisa, esa ingenua de dad perdida. En ajeno hogar, El claración de las más atrevidas aspira Triunfo de la barbarie, cuadro obserciones del alma joven del poeta: en Nar vado en las propiedades fiscales de la cisa, vemos cara a cara la bondad de la frontera, una familia de labradores inoceacia y la malicia perversa de la arrancada del terruño que ha cultivado gente mayor cuando consideran ambas con grande amor: La justicia del hombre lo arrojaba del terruño; debiera salir luego, al instante. Rodar era su suerte por selvas y por llanos como rueda un leproso. No era suya la tierra, no era suyo aquel asilo de raposas, labrado por sus manos.
La ley lo quiere así: no es del lab iego que la vence la selva impenetrable sino del que la compra.
Las Montañas de Nahuelbuta tiene El beso y algunas otras que no están la un sabor de pesimismo que da mayor altura de las composiciones descriptivas belleza la espléndida descripción de que ya he citado.
las ventajas que ofrece la vida en las Hay en este libro DEL MAR LA MONmontañas quien está cansado de vivir TASA bellas imágenes que no son del gusentre los hombres. Se en uentran tam to de algunos críticos. Me basta citar bién versos de amor: Novia, Romanza, las siguientes: y un rosal que atestado de nidales aplastaba dlalero con sus rosas.
Chispeaba el cielo y la voz risueña del día, mudamente, cerro abajo, cegados por el sol, como quien sueña, bajaban los obreros al trabajo.
Otra vieja, cubierta y encorvada, puestos en trenza ios cabellos canos, conversaba con Dios, sin decir nada, revolviendo un rosario entre las manos.
En vano el bosque amigo del tierno error testigo, turbaba la corriente desprendiendo sus hojas, lentamente.
La soledad, aquella grandiosa ordeñadora de espíritus, derrama solemne y soñadora, bajo el azul del cielo, sobre la mar sombría, las invisibles ánforas de su melancolía.
de Chil re y y al nos don de que JG su prá del 3332

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